Capítulo 10

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VALYRIA

- Reto al general Maxell Arscorth a duelo.

La audiencia de soldados solo me miraron con la boca abierta, todos ellos y entonces comenzaron a susurrar sobre si me había vuelto loca o sería suicida.

La cuestión es que no le tenía miedo, ya lo había visto en acción cuando nos conocimos y no me impresionaba, no creía que el fuera tan invencible como todos pensaban y me encantaría hacerles a todos una demostración.

Esperé pacientemente por unos minutos hasta que apareció Maxell en el campo, no les dio una sola mirada a los expectadores y se plantó directamente frente a mi en toda su altura, viéndome hacia abajo. No me intimidé y mantuve los ojos en los suyos.

-¿Qué estás haciendo?.- Preguntó con tranquilidad, mi cuerpo tuvo un leve estremecimiento por su grave voz.

- Un duelo, si gano tendrás que cumplir con lo que te pida.- No me permitiría a mi misma ser intimidada por él, así que mantuve mi tono calmado aunque hervía de coraje. Me había unido a esta guerra, pero eso no le daba el derecho a tratar mi existencia como la de un simple insecto que se puede aplastar y simplemente seguir su camino.

-¿ Y si yo gano?.- Ante su pregunta se escucharon risas ahogadas.

- Asumiré la derrota y lo que lleve consigo.- levanté mi barbilla, orgullosa.

La comisura de Maxell tiró levemente a un lado por un segundo antes de volver a su posición, retrocedió unos pasos y extendió sus brazos.

- Muy bien, empieza.- Bajo los brazos y me miró fijamente.

- Tu arma, sácala.- Levanté mi espada en señal de que yo ya tenía la mía.

- No la necesito.- Su voz era tan segura que me hizo rechinar los dientes, está vez las carcajadas que escuché fueron menos disimuladas.

Maxell quería humillarme, demostrándole a todos que era tan débil que no merecía una sola consideración como un peligro y él no necesitaba más que a si mismo para derrotarme. Me tragué las malas palabras en la punta de la lengua, después de este día, el aprendería a no subestimarme.

- Bien.- Comencé con la ofensiva y una vez estuvo a mi alcance llevé la espada directamente a su cuello con la esperanza de poder decapitarlo, pero el lo esquivó retrocediendo y movió su cuerpo hacia un lado cuando realicé otro movimiento con intensiones asesinas.

Maxell esquivó dos movimientos más antes de posicionarse sorpresivamente a mi lado, arrebatar la espada de mis manos y mandarla volando fuera del campo. Retrocedí y lo fulminé con la mirada, él levantó un ceja como queriendo decir "¿Eso es todo?", Respondí atacándolo cuerpo a cuerpo, traté de acertar un par de puñetazos en su cuerpo, sin embargo siempre eran interceptados y esquivados. Mi ira aumento al ser conciente de que me estaba tratando solo como a una niña en medio de un berrinche porque a pesar de que yo siempre le agredía, no trató de devolverme ningún golpe, me sentí tan humillada que mi siguiente golpe fue más por desesperación que por ira, le lancé una patada que llevaba un impulso de magia y de nuevo fui detenida, sin embargo, esta vez Maxell captó la magia y con su fuerza sobrehumana me lanzó lejos antes de que pudiera entrar en su cuerpo. El impacto contra el suelo me causo diversos cortes y arrebató el aire de mis pulmones. Me puse de pie lo miré con una sonrisa de triunfo.

El lo supo al revisar brevemente su mano donde debería estar el anillo que lo protegería de mi magia, la patada que le había atestado tenía un hechizo en contra del artefacto y lo acababa de transportar a mi mano, tiré el anillo sintiéndome ya ganadora, Maxell entornó sus ojos en mi dirección como si estuviera deduciendo cuál sería mi siguiente movimiento.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora