Especial: La tirana

256 39 4
                                    

CALIOPE

Después de que Maxwell se llevó a su esposa decidí retirarme a algún lugar tranquilo del palacio. Me dirigí a los jardines, sintiéndome nerviosa por lo que sabía que pasaría.

Mis emociones estaban muy confusas y en su mayoría eran negativas. Me abracé a mi misma siento los primero copos de nieve cayendo sobre mi piel. Mi poder había vuelto a la normalidad, ahora solo podía formar hielo. Había vuelto a ser Caliope en casi todos los sentidos.

- Te vas a congelar si no controlas tus emociones.- Cerré los ojos de resignación al escuchar la voz de Enoch. Sabía que me seguiría.

- ¿Cuando te han importado mis emociones? - le regresé la pregunta con cinismo.

- Nunca me han importado las emociones de la reina Caliope, pero si las de mi amante.

- Ya no soy tu amante.- Le dije de manera agresiva.

- Arista.- Murmuró.- Olvida todo esto, vuelve conmigo, ¿No crees que ya ha sido suficiente tiempo de tu huelga infantil al escapar del palacio?- me tomó el velo y tiró de el liberando a la vista mi cabello rojo. Me alejé instintivamente.

- Lo recuerdo todo.- Murmuré y lo ví apretar la mandíbula, se seguía viendo tan guapo... Que me atraía recuerdos. Cómo la primera vez que lo conocí. Sus alas color blanco eran impresionantes y hermosas al igual que su cabello, sus ojos dorados me robaron el corazón desde el primer momento. Fue mi perdición haberme vuelto a enamorar de él en mi segunda vida.

- Recuerdo lo que me hiciste. Me arrancaste las alas, me lánzate en una mazmorra oscura dónde pasé mis tres embarazos y dónde tuve a mi hijos. La comida era tan mala que me enfermaba cada vez que la comía y tenía que sacrificar hasta mi última lágrima para lograr que mis niños no murieran... Te vengaste, vaya que lo hiciste y al final... Terminaste con mi sufrimiento con tu espada, en frente de todos.

- Ahora sé que no solo terminé con tu vida...

- Si, estaba embarazada de nuevo, ya te lo había dicho, pero, ¿Recuerdas tu respuesta?  "Deja de excusarse con el embarazo para detener tu ejecución" .- caminé entre la nieve que ya estaba acumulando sobre los alrededores.- Y dime, entonces ahora, ¿Tu venganza te parece justificada? - La pregunta casi me sonó a burla en mi cabeza. ¿Justificada? En este momento lo odiaba tanto que sentía como si mi pecho se fuera a desgarrar por el dolor y el amor que le tenía que se resistía en contra de todos mis recuerdos. Ambas cosas me estaban lastimando tanto que la nieve comenzó a caer en forma de tormenta. No podía controlar mis emociones y mis poderes se hacían cargo de ellas para crear desastre en el exterior.

- No, no era justificada. Estaba ciego por la ira, por los celos.- Se llevó la mano al cabello, frustrado.

- ¿Celos? - me burlé.- ¿De quién sentiría celos el gran rey Enoch?

- De Maxwell.- Me enfrentó tomándome por los hombros.- Tenía celos de que siempre le dabas tu felicidad a ese maldito vampiro: lo tocabas con amor, le decías palabras que jamás te escuché decir para mí, desde siempre solo estaban ustedes dos en su pequeña burbuja, incluso iniciaste la guerra y la terminaste solo con él. Siempre me desplazaste de tu vida y tus planes, no era más que un peón en todo tu enorme tablero de ajedrez.

- Te quería proteger.- Levanté la voz.- Sabía, desde que todo comenzó, que solo había una manera en que terminaría todo y eso sería nuestra muerte, era algo para lo que estábamos preparados, pero yo no tuve nada con Maxwell, si, le amo, mucho, pero no en ese sentido.

- ¿No en ese sentido? - se burló.- Si le diste tu primera vez.

La nieve comenzó a ir aún más furiosa y al mismo tiempo estaba derritiéndose al rededor de Enoch. De pronto la nieve se convirtió en lluvia que se sentía tibia al tacto. El rey estaba derritiendo mi nieve.

- Mi primera vez no tiene ningún tipo de relevancia, ni debería importarte con quién demonios fue, pero no fue con Maxwell.- Nunca admitiría abiertamente que mi padre abusó de mí, esa era otra herida demasiado profunda, de igual manera... en toda mi vida como Caliope solo conocí la violación... Incluso a manos de Enoch.-  y lo aclaro no porque me interese lo que pienses de mí, lo aclaro para no crear futuros malentendidos con su esposa.- Ya estaba empapada y la ropa se me pegaba al cuerpo haciéndome sentir muy incómoda.- ¿Celos? Por favor, si tu sabías.- me acerque a él y le puse una mano en el pecho.- Que te amaba, yo te lo dije, te lloré y supliqué tu perdón muchas veces. A pesar de que lo que yo te hice fue cruel, lo hice porque quería protegerte y no embarrarte en el charco en el que yo ya estaba hundida.- Lo di un golpe en el pecho.- Yo te dije que te amaba y lo que tú hiciste con mi amor fue más que solo rechazarlo, me torturaste hasta que cada día que vivía deseaba estar muerta. Yo te amé sinceramente y tú aplastaste ese amor, así que no me pidas que aguante un segundo más en tu presencia.

Retrocedí un paso dispuesta a marcharme pero Enoch me atrapó entre sus brazos y forzó sus labios contra los míos, me resistí fuertemente por un tiempo hasta que cansada de luchar solo me resigné permaneciendo completamente inmovil hasta que él se alejó, aunque mi cuerpo ardía con ganas de corresponder, mi resentimiento ganó la batalla. El rey de las hadas me tomo por el cuello forzandome a verlo a los ojos, había una enorme determinación en su mirada.

- No te voy a dejar ir, fuiste y serás mía... Siempre, hasta que tú segunda vida termine. Conseguiré tu perdón Arista y te tendré a ti de nuevo. No pienso perderte.- deslizó su mano por mi cuerpo creandome escalofríos.- Eres mía.

- Nunca.- Lo empujé y apresuré mi paso para estar rápidamente lejos de su alcancé. Sobre todo porque me estaban comenzando a quemar las gotas de lluvia.

Lo odiaba mucho pero lo seguía amando y el maldito vínculo que habíamos hecho me obligaba prácticamente a necesitarlo, aún así... Me resistiría contra él hasta que se agotará cada gota de energía que tuviera.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora