Capítulo 59

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IDARA (Reina de los vampiros)

Todo era un caos.

Livius y yo luchabamos contra las Kisas junto a los cazadores que el había traído y vampiros de nuestro ejército. Al principio ambos lados se habían negado a participar codo a codo por obvias razones, pero nuestro enemigo en común había hecho mas faciles las negociaciones.

Kisas, humanos y vampiros luchando por preservar su especie... Era una auténtica carnicería.

Bloquee los dientes de una Kisa con el mango de mi látigo y la decapité con mi espada. Mi lanza había sido destruida con la primera oleada de Kisas.

Vi a Livius cortar la cabeza de otras tres Kisas con una velocidad sobrehumana, los pocos cazadores que lo habían alcanzado a ver tenían rostros perplejos a la vista, pero el mismo no parecía conciente de su demostración de fuerza. Estaba a punto de darle la vuelta a otros enemigos cuando alcance a visualizar a una Kisa asechandolo desde una posición ventajosa, así que enrollé mi arco en su cuello y tiré fuerte llevándome su cabeza que cayó a pasos de mí. Livius me miró con agradecimiento y asentí con una pequeña sonrisa antes de sumergirme de nuevo en la pelea.

La sangre enemiga y amiga salpicaba por todas partes. Estaba cubierta de cabeza a los pies y el olor aunque era abrumador no nublada mis sentidos. Mi vida no era la que importaba, si no la de mis pequeñas princesas dentro del palacio y... Lucius. ¿Cómo estará Lucius?

- ¿Estás pensando en mi hermano? - Escuché la voz de Livius desde mi espalda, estaba realmente cerca. Me sorprendió que llegara tan rápido con tantas Kisas llegando una tras otra sin importar cuántas cayeran.

- ¿Es tan obvio? - Hablé llevándome una pierna de Kisa con mi látigo y viendo cómo igual continuaba arrastrándose hasta mí. Hice una muñeca de exasperación.

- Solo te ves preocupada.- Sentí como se encogía de hombros.- Creo que deberías de preocuparte más por ti. Lucius Maxwell Arscorth, el rey tirano se puede mantener a salvo solo...

No contesté por unos minutos, ocupada luchando con las Kisas que se lanzaban a por mi cuello. Decapité a una y a las otras les arranqué el corazón de cerca y lo lancé lejos antes de privarles también de sus cabezas.
Sonreí sintiendo su sangre deslizarse por mi piel... habiendo invadido sus mentes antes de su muerte, me pude deleitar con su miedo a la muerte, fue refrescante saber que podían sentir algo...seguí asesinandolas con diferentes técnicas. Si me daba el suficiente tiempo les cortaba las extremidades una a una, les sacaba los ojos y luego les cortaba el cuello con fría satisfacción que se reflejaba en sus ojos aterrorizados.

Livius me puso una mano sobre el brazo que me mandó de nuevo hacia la realidad, parpadee con fuerza y centre nuevamente mi cabeza, para seguir de nuevo pero sin volverme loca por matar a todos.

Solo que... Ya no había más Kisas.

Había una una mujer frente a nosotros de cabello rubio, un corto short y una blusa negra muy pegada a su curvilíneo cuerpo, si no estuviera riéndose como una completa desquiciada frente a nosotros, incluso podría pensar que era bonita.

Miré a Livius quien me devolvió la mirada con preocupación, parecía pensar lo mismo que yo. Esa mujer olía a original.

La mujer nos enseñó los colmillos sobre su labial rojo con lo que parecía ser una mala demostración de una sonrisa.

- Eso fue muy divertido, verte masacrar a mis pobres niñas y disfrutarlo.- Sus ojos parecían brillar a la distancia.- ¿No se supone que eres una magnánima reina?

- La guerra no da espacio para la magnanimidad.- Respondí colocando mi cuerpo en guardía.

- Oh, si. La guerra.- Ella ladeó su cabeza.- ¿No les parece muy absurdo? Según la selección natural, el más fuerte prevalece. Entonces, ¿Porque tenemos que dejar que los humanos, con lo débiles que son, se crean por encima de la cadena alimenticia?

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora