Capítulo 24

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VALYRIA

Cómo costumbre, al despertar, estiré y suspiré, sin embargo, está vez fruncí el ceño arrugando mi nariz ante la protesta de mi adolorido cuerpo.

Gemí.

El dolor era equivalente a la sesión de entrenamiento más fuerte que nos ponía Perséfone, en el que terminaba particularmente dolorida y agotada.

Abrí los ojos, adaptándome a la oscuridad esperando encontrarme con un lugar vacío a mi lado para evitar la incomodidad.

Pero no.

A mí lado estaba Maxell, recargado cómodamente sobre la cabecera de la cama, su torso al desnudo mostrándome de nuevo esos magníficos y duros abdominales, la sábana cubría la parte inferior de su cuerpo. Me sonrojé pensando en lo que se escondía ahí, sentí un espasmo abdominal bajo y decidí que lo mejor era levantar la mirada, otra equivocación porque me encontré de lleno con su rostro.

Que vergüenza.

¿Y ahora que hago?

Maxell me miraba con una expresión neutra con un toque de curiosidad, como si estuviera pacientemente esperando por mi siguiente movimiento. Su cabello estaba alborotado y sus ojos verde oliva me parecieron particularmente penetrantes.

Quería ser una avestruz y meter mi cabeza bajo la tierra hasta que todo este momento pasara.

- Uh... ¿Buenas noches?.- Quería afirmarlo, pero salió más bien como una pregunta, mis mejillas se calentaron. Está era la primera vez que me encontraba en esta situación, es decir, claro que no era virgen, tuve una muy sana y activa vida sexual con Alexis, realmente no tenía quejas, la cuestión era que como ya estábamos casados y teníamos sentimientos mutuos, el despertar a su lado era natural y no tan... Así.

No es que me queje de las habilidades de Maxell, es decir, no sabía que podía tener tantos orgasmos en una sola noche o que se podía más de una posición. Fue una noche muy intensa e informativa y extrañamente, no estaba en contra de repetir.

- Buenas noches.- mis pensamientos fueron interrumpidos por la ligeramente ronca voz de Maxell, cuando volví a centrar mis ojos en él, me di cuenta de que su mirada se había oscurecido y había avivado la chispa de atracción entre nosotros.

Traté de desviar el hilo de nuestros pensamientos con mis propias necesidades.

- Uumm, Maxell, ¿Tienes comida aquí?.- Ya estaba pensando yo que no, pero nunca estaba de más preguntar.

El vampiro sacudió la cabeza y suspiré.

- ¿ Puedes comprarme algo de comer?.- Sinceramente, estaba esperando que declinara, pero sorprendentemente eso no pasó.

- ¿Qué quieres?.- Se incorporó del respaldo y fijó su atención a mi pedido.

- Una hamburguesa.- Nada como la comida chatarra, rápida y más segura de encontrar en la noche.

Maxell asintió y justo cuando pensé que se iba a poner de pie para marcharse, se dio la vuelta y sujetando mi cuello, me besó. Fue un beso que se suponía era de despedida, pero en ese momento quise más y emitiendo un pequeño ruido con mis cuerdas vocales, lo jalé hacía mi, intensificando el beso y rodeando sus caderas con mis piernas.

Maxell gruñó y se rindió ante mis deseos.

***

Cuando volví a despertar, estaba sola.

Sonreí satisfecha y algo pegajosa, sobre todo entre mis piernas, lo que alarmó mi mente sobre la posibilidad de embarazo, pero después lo descarté rápidamente con la información recién obtenida del libro, además de que cuando estaba con Alexis, jamás logré quedar embarazada, así que, seguramente, no pasaría. Así que con eso fuera de mis pensamientos, solo necesitaba un baño.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora