─Y bien, ¿Con quién se supone que debo hablar? ─cuestioné a Cinco observándolo fijamente.
─Debemos subir al décimo piso, llamé a la secretaria y me hice pasar por tu asistente, dije que estabas interesada en comprar acciones en el lugar y aceptaron de inmediato. ─contestó el castaño.
─De acuerdo, terminemos con esto de una vez. ─resoplé.
Me giré sobre mis talones y sin decir más procedí a caminar rumbo al elevador, mismo que estaba al final de la habitación.
Presioné el botón sobre la pared y después de unos minutos las enormes puertas de la caja metálica se abrieron frente a mi.
Atravesé el umbral, Cinco y Klaus me siguieron el paso y finalmente el castaño oprimió la tecla que nos llevaría al décimo piso del edificio.
Comenzamos a subir en completo silencio, lograba ver los números rojos sobre el tablero electrónico ir aumentando a medida que ascendíamos.
Noté por el rabillo del ojo que Cinco me observaba fijamente, sin embargo yo lo ignoré por completo y me dispuse a meterme en el papel que me correspondía.
Tras unos minutos finalmente se escuchó una suave campana y las puertas del ascensor se abrieron nuevamente.
Atravesé el umbral y de repente nos encontrábamos en un tipo de recepción, era elegante y minimalista, habían algunos maniquíes de la anatomía humana que lograban cautivar tu atención, sin embargo no podían compararse con la hermosa vista de la ciudad que lograba percibir a través de los ventanales que adornaban la zona.
Había una chica morena detrás del mostrador escribiendo algo en el ordenador.
Caminé hasta ella y el tic tac del tacón de mis botas retumbaban en el lugar.
Me aclaré la garganta intentando llamar su atención y por suerte funcionó a la perfección.
─Hola, bienvenidos a Caribean Optical, ¿Puedo ayudarles en algo? ─comentó la mujer apartando la vista de la pantalla del ordenador y observándome con una sonrisa.
─Tengo una cita con... ─me detuve esperando a que Cinco completara la oración.
─El doctor Liam Curry. ─intervino el castaño siguiéndome el hilo.
─Lo siento, no está disponible. ─respondió sin más y regresó la mirada a la máquina electrónica.
La arrogancia y antipatía de sus expresiones me hizo vibrar los huesos de rabia.
─Es imposible, llamé esta mañana y dijeron que sí estaba aquí. ─comentó Cinco.
─Sí está presente en el edificio pero lamentablemente tiene la agenda llena. ─contestó la chica.
Tensioné la mandíbula.
Se me había ocurrido un plan infalible, llamar la atención.
─¡Estás bromeando, cancelé todos mis compromisos por estar aquí! ─exclamé observando a la morena fijamente.
Cinco me observó confundido, claramente el chico no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo pero estaba dispuesto a ver hasta dónde lograba llegar.
─¡Llama a tu maldito jefe ahora mismo! ─ordené golpeando la punta de mi tacón contra el suelo generando un sonido intimidante.
La mujer abrió los ojos como platos y se exaltó un poco asustada.
─¡Ya le dije que no está disponible, retírense o llamaré a seguridad! ─me amenazó.
Fruncí el ceño y por un instante sólo pensé en una cosa.
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EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.
Fanfiction─Cuando del cielo llueva todo lo que pueda hacerte daño. ─dijo Cinco observándome fijamente directo a los ojos─. Cuando eso pase, cariño, entonces yo seré tu paraguas. ────────────────── ❝Quizás en otra vida, en otro mundo o en otra dimensión final...