𝟵𝟵| 𝗖𝗨𝗘𝗦𝗧𝗜𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗩𝗔𝗟𝗘𝗡𝗧𝗜́𝗔.

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─¡Vamos, respira, respira Sydney!

Cinco intentaba calmarme mientras sacudía un plato con olor a sushi frente a mi cara para intentar darme algo de aire, pero era inútil, sentía una opresión en el pecho, como si mi corazón quisiera escapar y salir corriendo. Las manos me temblaban y las lágrimas no paraban de caer por mis mejillas coloradas.

No podía creer lo que terminaba de escuchar, Klaus se había ido para siempre y parecía una mentira saber que ya no podría escuchar su voz, su extraña forma de reír ni sus chistes inapropiados nunca más.

Klaus no sólo era mi hermano, era mi confidente, había sido mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, era mi pequeño, mi otra mitad. Klaus había fallecido y esta vez no había duda de que lo había perdido para siempre, y aunque Luther también había partido de este mundo me hacía sentir horrible saber que la muerte de Klaus era la que más me dolía.

Me habían arrancado una parte de mí.

─Por favor, mi amor, sé que te duele, pero necesito que intentes calmarte un poco. ─Cinco se sentó a mi lado y envolvió mi cuerpo vulnerable entre sus cálidos brazos.

Traté de respirar profundamente pero parecía que mis pulmones no querían funcionar, la sensación de ahogo y desesperación eran incontrolables pero en los brazos de Cinco tenía la esperanza de que todo estaría bien.

─Sé que el mundo se acaba, pero... pensé que estaríamos juntos hasta el último momento, y lo peor es que ni siquiera me pude despedir de él. ─sollozó Sloane a mi lado, quien se limpiaba las manchas de sangre en las manos con un trapo viejo.

Me tomé un segundo para analizarla, se veía tan débil que sólo deseé abrazarla para intentar darle algo de paz, estaba desconsolada y verla de esa forma avivaba la sensación de vacío en mi corazón causando que experimentara su dolor en carne propia.

Era triste, pero a pesar de eso una pequeña parte dentro de mi sentía alivio, y sé que quizás soy egoísta al tener estos pensamientos mientras ella llora la pérdida de su esposo, pero no puedo evitar sentirme agradecida de alguna manera de que a mí no me haya pasado lo mismo, es que yo había perdido a Klaus, a quien adoraba con toda mi vida, pero no sé si hubiera sido capaz de sobrevivir ante la pérdida de mi hermano y el amor de mi vida en el mismo día.

Mi mirada se desvió hacia Cinco, que estaba aquí, junto a mí, ofreciéndome su apoyo silencioso aun cuando sabía que por dentro él también estaba sufriendo. En medio de la tormenta me hacía feliz verlo allí, vivo y bien, incluso cuando otros habían perdido tanto.

Respiré profundamente y me pasé la mano por el cabello, tratando de encontrar la fuerza para seguir adelante en medio del dolor. Sabía que no sería fácil, pero estaba cansada de esperar mientras todo lo que amaba desaparecía frente a mis propios ojos y no podía hacer nada para evitarlo.

─¡Fue suficiente, sea cual sea la razón por la que estamos aquí, es momento de tomar el toro por los cuernos y acabar con esta mierda de una buena vez! ─grité secándome las lágrimas y poniéndome de pies con paso firme.

Reginald estaba en el balcón del segundo piso y al escuchar mis palabras atrapé su atención.

─Dijiste que podríamos reiniciar el universo, ¿Es eso cierto?

─Así es, Número Cero.

─¿Y bien? ¿Cómo funciona todo esto? ─demandé saber.

Y mientras el viejo empezaba a explicar a detalle cada parte de su maquiavélico plan lo escuché con atención mientras hablaba sobre crear una nueva línea del tiempo que aseguraría la supervivencia de la humanidad.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora