35| Millions.

648 98 141
                                    

En cuanto el dúo desapareció rápidamente todo volvió a la normalidad.

Klaus frenó el camión en seco mientras que Cha-Cha y Hazel salían volando por los aires.

─¡Alto! ─gritó Luther.

Puse los ojos en blanco y procedí a tocar el claxon del carro.

─¡Oigan, suban, deprisa! ─grité a todo pulmón.

El rubio se giró en mi dirección y me observó confundido.

─¿Cómo llegaste ahí? ─demandó saber─. Espera, ¿Dónde está Cinco? ─siguió.

─¡Suban al coche, ahora! ─ordené con furia.

Una vez que Klaus logró detener el vehículo pude verlo deslizar la puerta, al parecer el chico estaba algo ebrio ya que casi se cae cuando intentó bajarse.

Una vez que Klaus logró detener el vehículo pude verlo deslizar la puerta, al parecer el chico estaba algo ebrio ya que casi se cae cuando intentó bajarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Diego le siguió el paso y corrieron en mi dirección para finalmente subirse al coche en el asiento trasero sin hacer tantas preguntas.

Observé por el retrovisor y vi a los dos maleantes incorporarse luego de ser arrollados y proceder a disparar hacia nosotros.

Incliné la cabeza intentando protegerme de los disparos así que quité el cambio, puse el auto en reversa y hundí el acelerador, embestí a Cha-Cha con la parte trasera del carro y pude verla volar por unos segundos y aterrizar nuevamente de culo al suelo.

─¡¿Qué esperas, maldito idiota?! ─le grité a Luther mientras lo veía posado como un imbécil a un lado del camino.

El rubio finalmente reaccionó y se subió en el vehículo quedando de copiloto.

Quité la reversa y luego pisé el acelerador hasta el fondo.

Las ruedas del carro echaron chispas y mientras nos alejábamos de los sujetos a toda velocidad pude ver a Klaus enseñarles el dedo medio con mucha indignación.

Las ruedas del carro echaron chispas y mientras nos alejábamos de los sujetos a toda velocidad pude ver a Klaus enseñarles el dedo medio con mucha indignación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

─¿Dónde está Cinco? ─demandó saber Luther.

Tensioné la mandíbula.

─Se fue. ─solté de golpe.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora