Diego condujo hasta el lugar que había mencionado, la zona estaba despejada, fue así que abrí la puerta y bajé del vehículo con Cinco entre mis brazos.
Empujé la puerta de la entrada e ingresé al lugar.
Sólo había tres personas presentes en el recibidor y en cuanto analizaron la escena me observaron con terror.
─¡Necesito ayuda, le dispararon a mi hermano! ─solté de inmediato.
¿Hermano? Sí, claro.
─¡Esto no es un hospital, no podemos atenderlo! ─gritó la mujer detrás del mostrador, al parecer era la secretaria.
─¡Soy cirujana, puedo curarlo yo misma pero necesito las herramientas necesarias! ─exclamé.
─Llamaré a la policía. ─escuché mencionar a uno de los hombres que se encontraba en la sala de espera.
Puse los ojos en blanco y sin decir más me puse de rodillas y coloqué a Cinco en el piso con mucho cuidado.
Me llevé la mano a la espalda, saqué el arma y le apunté al sujeto directo al rostro.
─¡Si el chico se muere ustedes también! ─expresé.
No pudieron evitar estremecerse en cuanto vieron la pistola.
Me puse de pies y observé a la secretaria.
─¡¿Tienen epinefrina?! ─demandé saber.
─No hay insumos de ninguna clase, recién estamos esperando un pedido, llegará esta tarde. ─respondió nerviosa.
Sus palabras se clavaron como balas en mi pecho.
─Mierda. ─escuché la voz de Diego a mis espaldas.
Empecé a temblar de miedo.
─¡Cinco morirá! ─grité entrando en pánico─. ¡Carajo, Cinco morirá! ─repetí.
En cuestión de segundos entré en pánico y comencé a llorar como un bebé mientras lo veía inconsciente tirado en el suelo.
De repente una luz iluminó mi cabeza.
─¡Puedo teletransportarnos a casa! ─me detuve─. ¡Mierda, sí! ─continué.
La academia estaba demasiado lejos y no me creía capaz de teletransportarme a una distancia tan larga, pues la última vez que lo intenté terminé perdida casi a tres horas de la ciudad.
─Necesito energía. ─suspiré mientras mi mente procesaba un montón de cosas.
─Usa la nuestra. ─sugirió Allison.
Me quedé estupefacta, no lo pensé mucho y asentí con rapidez.
Me arrodillé junto a Cinco y lo observé fijamente.
─¡Vengan aquí! ─le ordené a Diego y a Allison.
Pude verlos lanzarse y posarse junto a mi.
Hicieron contacto físico conmigo mientras que yo tenía a Cinco tomado de las manos.
Cerré los ojos e incliné la cabeza.
Centré mi energía en el objetivo y procedí a visualizar la sala de la academia al interior de mi cabeza.
Podía sentir un cosquilleo comenzar a recorrerme el cuerpo de arriba abajo, se me erizó la piel y una corriente eléctrica me recorrió la nuca.
Una luz azul brillante empezó a salir de mi pecho, por una breve fracción de segundo sentí un leve dolor de cabeza, todo se oscureció y de repente pude presenciar cómo el ambiente cambiaba drásticamente.
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EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.
Fanfiction─Cuando del cielo llueva todo lo que pueda hacerte daño. ─dijo Cinco observándome fijamente directo a los ojos─. Cuando eso pase, cariño, entonces yo seré tu paraguas. ────────────────── ❝Quizás en otra vida, en otro mundo o en otra dimensión final...