21| Brew Palms.

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Bajé las escaleras a toda velocidad y me topé con Shelly al final de los peldaños.

─¿Qué está pasando? ─me cuestionó─. Simón acabó de llamarme, el avión ya llegó al aeropuerto, debemos irnos. ─añadió.

Ignoré su pregunta por completo.

─Sube al auto. ─ordené.

─¿A dónde vas? ─interpuso Luther luego de aparecer bajo el umbral de la sala.

─Lejos de ustedes. ─contesté─. Porque realmente no sé qué estaba pasando por mi cabeza cuando accedí a regresar a este maldito lugar. ─adjunté.

─¿Qué demonios pasó entre Cinco y tu? ─me cuestionó el rubio.

Suspiré.

─Deberías preguntarle tu mismo. ─resoplé.

Sin decir más me dirigí a la entrada, giré el picaporte y abrí la puerta.

─La familia Hargreeves puede irse al carajo. ─me detuve─. A excepción de Klaus, obviamente. ─aclaré.

Eso fue lo último que dije para finalmente atravesar el umbral.

Salí a la calle y caminé en dirección a mi camioneta, podía escuchar los pasos de Shelly ir a toda velocidad detrás de mi mientras cargaba la jaula de Pelusa entre sus manos.

Saqué las llaves del vehículo del interior de mi bolso, abrí la puerta y sin decir más me trepé al asiento de conductor. 

La chica hizo lo mismo y se subió en la silla de copiloto para finalmente organizar todo en la zona de atrás.

Encendí el motor y quité el cambio.

─¿Qué demonios pasó allí dentro? ─me cuestionó la castaña luego de incorporarse.

Tomé aire con fuerza por la nariz y lo dejé escapar suavemente a través de mis labios.

─Confía en tus amigas cuando te digan que los hombres no valen una mierda. ─solté de golpe.

Y finalmente puse el auto en marcha a toda velocidad rumbo al aeropuerto. 

Conduje por aproximadamente cuarenta minutos hasta la salida de la ciudad, el coche iba en completo silencio y por suerte había logrado calmarme un poco.

El lugar estaba bastante lleno así que aparqué la camioneta en el estacionamiento del lugar.

Apagué el motor, tomé las llaves y procedimos a descender del vehículo.

Caminamos hasta la cajuela y la abrí para sacar las maletas.

Cada una tomó su equipaje correspondiente.

─¿Tienes los pasaportes y el resto de mis documentos? ─la cuestioné.

Ella asintió.

─Sí, los llevo en mi bolso. ─respondió.

─Realiza el papeleo y trae la jaula de Pelusa, te espero en la pista de vuelo. ─resoplé.

La castaña asintió de inmediato.

Antes de que pudiera seguir con mi camino la chica me lo impidió.

─Espera, sé que no estás muy bien pero quiero que sepas que hice esto para ti. ─dijo sacando de la nada un gorro de lana color naranja─. Tardé dos semanas en terminarlo. ─adjuntó.

Lo observé por unos segundos.

Shelly tiene habilidades para tejer, bordar, diseñar y entre otras cosas.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora