Estuvimos en el autobús por aproximadamente cuarenta minutos, en Nueva York todo queda jodidamente lejos y el tráfico no es de mucha ayuda.
Mis mejillas estaban encendidas en fuego, las botellas de champán hicieron efecto con rapidez y por suerte el ambiente se sentía muchísimo más agradable.
Estaba sentada en el sofá frente a Tom, Mathew estaba posado a su lado y ambos me observaban fijamente.
Mis ojos brillaban por la presencia del alcohol en mi organismo.
Pude ver al ojiazul reclinarse sobre el asiento y lanzarme una mirada malévola.
Por un segundo tomé un impulso deliberado y decidí que esta noche la pasaría jodidamente espectacular.
Abrí las piernas suavemente de forma sugestiva mientras le daba un sorbo al champán directo de la botella para luego arrojársela a Mathew el cual la tomó con agilidad.
Me puse de pies y mi cuerpo tomó vida propia, comencé a bailar lentamente al ritmo de la música, me quité el abrigo y lo arrojé a un lado.
Sin decir más me trepé a horcajadas sobre las piernas de Tom mientras lo observaba fijamente, el castaño me tomó de la cintura con firmeza.
─¿Qué estás haciendo, rubia? ─me cuestionó.
─Dijiste que serías mío por el resto de la semana. ─contesté con una sonrisa malvada.
Suspiré con fuerza y acomodé mi entrepierna sobre la suya.
La presión del pantalón se ajustó perfectamente sobre la zona más débil de mi cuerpo, el clítoris.
Tensioné la mandíbula y una carcajada se escapó de mi boca.
Observé a Mathew y el pelinegro me miraba con la boca entreabierta.
Me mordí el labio inferior y estiré mi mano para acariciar su rostro.
Sin poder controlarme mis caderas comenzaron a moverse de adelante hacia atrás mientras me frotaba contra la zona baja de Tom.
─No sé cuáles sean tus intenciones pero créeme que no me gustan estos tipos de juegos. ─resopló el ojiazul sin apartarme la mirada de encima.
Me lamí los labios y solté un suspiro ahogado.
─Tienes prohibido follar con tus clientas. ─me detuve─. Pero si es por encima de la ropa no cuenta como sexo. ─añadí.
El tipo tensionó la mandíbula.
─Sólo disfruta, playboy. ─comenté.
Aceleré un poco más el ritmo de mi cadera y pude ver al ojiazul abrir la boca suavemente y liberar un corto gemido, rápidamente el gran bulto bajo mi entrepierna creció de inmediato.
¡Bingo!
Shelly observaba la escena con detenimiento, el momento era muy erótico y la reacción de su rostro me lo confirmaba.
Miré a Mathew y el chico me examinaba como si fuera una diosa.
Coloqué mi mano en su muslo y comencé a deslizarla suavemente hacia arriba hasta llegar a su entrepierna.
La acaricié con suavidad, el pelinegro estaba bastante nervioso pero poco a poco se iba calmando más y más.
De repente pude ver a Mat acercarse a mi y comenzar a besar mi cuello lentamente.
─Carajo, estoy en el paraíso. ─musité entre gemidos.
Dos bombones a mi completa disposición.
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EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.
Fanfic─Cuando del cielo llueva todo lo que pueda hacerte daño. ─dijo Cinco observándome fijamente directo a los ojos─. Cuando eso pase, cariño, entonces yo seré tu paraguas. ────────────────── ❝Quizás en otra vida, en otro mundo o en otra dimensión final...