51| Ut Malum Pluvia.

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Caminamos por aproximadamente quince minutos, las manzanas en Quebec eran casi que infinitas y se sentían como andar por tres horas.

Estaba sucia, semi desnuda, empapada en sangre y con dos costillas rotas, sin embargo logré resistir todo el trayecto. 

Habíamos llegado al teatro, había una gran fila de autos parqueados afuera lo que indicaba que el lugar estaba repleto de gente disfrutando del show. 

─Bien, Luther, Diego, Allison y yo iremos adentro para buscar a Vanya. ─expresó Cinco─. Klaus y tú se quedarán aquí afuera. ─continuó.

Fruncí el ceño de inmediato.

─¿Qué? ─bufé molesta─. ¡Estás mal si piensas que me quedaré aquí de brazos cruzados mientras ustedes se enfrentan a ella! ─añadí.

─¡Estás herida, Sydney! ─interpuso el ojiverde─. ¡Y por si lo olvidaste déjame recordártelo una vez más! ─se detuvo─. ¡No tienes poderes! ─anexó.

Cerré los puños con fuerza y arrugué el rostro con desagrado. 

─¿Y yo por qué debo quedarme aquí afuera también? ─demandó saber Klaus.

─Porque...─Cinco intentó buscar una excusa con rapidez─. ¡Porque sí, Klaus! ─soltó sin más─. ¡Quédense aquí afuera, tranquilos y en silencio! ─se detuvo─. Y si no quieren tener problemas conmigo más les vale que me hagan caso. ─agregó.

Al parecer el castaño se creía el jefe de todo.

Suspiré con frustración y lo ignoré por completo.

─Bien, es hora, debemos irnos. ─introdujo mientras veía al resto de su equipo.

Pude ver a Luther, Diego y Allison asentir de inmediato.

El cuarteto se giró sobre sus talones y procedió a correr en dirección al interior del teatro, sin embargo Cinco sólo alcanzó a dar dos pasos y luego viró hacia mi.

Pude verlo caminar y posarse frente a mi mientras me miraba fijamente.

─Volveré por ti, ¿De acuerdo? ─me interrogó.

Me quedé en silencio mientras lo veía con el ceño fruncido.

─¡Pase lo que pase vendré a buscarte, Sydney! ─se detuvo─. ¿Me escuchas? ─soltó tomando mis mejillas con una sola mano.

Asentí lentamente.

Pude verlo inclinarse y clavarme un beso en los labios.

 ─Te amo. ─musitó reposando su frente sobre la mía y tomándome de la nuca con suavidad.

Apreté los dientes intentando no contestar pero fue imposible.

─Y yo a ti. ─respondí.

En cuestión de segundos el chico se separó de mi y sin decir más procedió a correr a toda velocidad en busca de seguirle el paso al resto del grupo.

─¡¿De verdad creen que soy tan inútil?! ─preguntó Klaus ofendido mientras veía a Cinco alejarse de la zona a toda velocidad.

─¡¿De verdad creen que soy tan inútil?! ─preguntó Klaus ofendido mientras veía a Cinco alejarse de la zona a toda velocidad

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EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora