─Cuando del cielo llueva todo lo que pueda hacerte daño. ─dijo Cinco observándome fijamente directo a los ojos─. Cuando eso pase, cariño, entonces yo seré tu paraguas.
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❝Quizás en otra vida, en otro mundo o en otra dimensión final...
Llevaba aproximadamente diez minutos luchando por quitarme las esposas, sin embargo lo único que logré conseguir fue crearme un moretón al rededor de la muñeca que más tarde terminó por sangrarme.
Tomé una decisión algo precipitada, fue así que tomé el arma, quité el seguro y apunté directo a las esposas.
Tomé aire con fuerza por la nariz intentando armarme de valor y finalmente jalé del gatillo.
Se escuchó un chillido y finalmente pude ver cómo el cierre quedaba totalmente roto.
Era libre.
Me puse de pies con mucha dificultad y mientras arrastraba mis pies rumbo al teatro sólo podía escuchar a lo lejos la lluvia de disparos.
Logré llegar hasta la zona y vi a los enmascarados disparando indiscriminadamente, era bastante claro que su único objetivo era evitar que detuviéramos el apocalipsis.
Bajé la vista y a la distancia pude ver a Klaus camuflado en medio de las sillas echo un mar de lágrimas.
─¡Tu puedes! ─le grité.
El chico giró su atención en mi dirección y se sorprendió al verme.
─¡Escúchame, tú puedes, Klaus! ─continué─. ¡No eres un inútil y mucho menos un idiota! ─tomé una pausa─. ¡Demuéstrales quién manda! ─añadí.
Pude verlo tomar aire con fuerza y limpiarse los ojos con la yema de los dedos.
Número Cuatro asintió rápidamente, al parecer mis palabras de aliento fueron el empujón que necesitaba.
De repente pude verlo llevarse las manos al frente y cerrar los puños con fuerza.
Contorneé los ojos al ver que el chico empezaba a irradiar energía.
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El suelo empezó a temblar y el edificio se sacudió aún más fuerte.
Me quedé atónita y luego de unos segundos creí que me desmayaría ante lo que mis ojos veían.
Ben, mi difunto hermano, apareció como por arte de magia en medio del lugar y los gigantes tentáculos que nacían de su pecho surgieron mientras que con ayuda de ellos tomaba a los enmascarados y los rebanaba en dos pedazos con ayuda de sus ventosas.
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