𝟵𝟱| 𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗧𝗛𝗘 𝗛𝗘𝗟𝗟?

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─¿Qué quieres?, ya te dije todo lo que tenía que decirte, Sydney.

─Lo sé, y lamento mucho todo lo que pasó, sé que dije cosas hirientes pero supongo que... en el fondo sólo quería lastimarte, así que no lo dije completamente en serio. 

─Claro que sí las dijiste en serio, te conozco, siempre dices las cosas tal cual y como se formulan en tu mente, es evidente que piensas todo eso de mi. 

Inspiré profundo y di un paso en su dirección tratando de lucir lo más calmada posible.

─Tienes razón, pero como te dije, estábamos muy enojadas así que sólo pensé en lastimarte con lo que decía, pero ahora que acabo de tener a Ryan y sé que podría verlo morir frente a mis propios ojos en cualquier momento, me he dado cuenta de que... a pesar de todo nada es más importante que la familia, Allison.

─¿Y qué esperas que haga? ─bufó cruzando los brazos─. ¿Acaso crees que simplemente voy a olvidar todo lo que pasó?

─No espero que lo hagas de inmediato, pero vine hasta aquí porque quiero que sepas que no quiero que estemos así. 

La morena tensionó la mandíbula y miró al piso, tomó la puerta y una vez que estaba lista para azotarla en mi cara puse mi pie a un lado para impedírselo. 

─Podrás despedirte de Clair. 

Solté de golpe, y en cuanto las palabras salieron disparadas de mi boca su rostro cambió de inmediato.

─¿Qué... qué quieres decir con eso? ─tartamudeó. 

─Ya sabes, con mis poderes... puedo crear a Clair para ti, quizás te haga bien verla, aunque sea por última vez.

La observé con atención, el sufrimiento le brotaba de los poros y yo, como madre recién convertida se me hizo imposible no sentir empatía por Allison, es que no me quería ni imaginar lo que pasaría conmigo si Ryan desapareciera de un momento a otro y tuviera la plena certeza de que no podría volver a verlo jamás. El mundo se acabará en cualquier momento y ella no pudo despedirse de su hija, no puedo lograr que el apocalipsis simplemente desaparezca pero tampoco puedo quedarme de brazos cruzados mientras veo sufrir a mi hermana. 

─Esto es increíble. ─una risa agotada salió disparada de su boca─. Después de todo lo que acabas de decir veo que sólo quieres disfrutar de mi sufrimiento. 

Podía apreciar el sentimiento de vulnerabilidad apareciendo en sus ojos, así como el enfado ante lo que terminaba de decir. 

─No, no, no es lo que piensas, te juro que vine hasta aquí con las mejores intenciones, jamás...

─Lárgate. ─gruñó apretando los dientes. 

─Pero...

─¡Lárgate! ─y sin darme un segundo para terminar de hablar finalmente me cerró la puerta en la cara.

Inspiré profundo y bajé la mirada, Ryan estaba profundamente dormido, con los puños cerrados y las mejillas ruborizadas. 

─Allison, sé que estás pasando por un momento difícil y no puedo ni imaginar lo que estás sintiendo, pero no quiero disfrutar de tu sufrimiento, lo único que quiero es ayudarte de alguna manera y permitirte tener un momento con tu hija, aunque sea a través de una ilusión.

Bajé la voz y suavicé el tono, tratando de sonar comprensiva, clara y concisa. 

─Sé que una ilusión no es lo mismo que estar con tu hija de verdad, pero es lo mejor que puedo hacer en este momento. ─suspiré apoyando mi frente contra la puerta.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora