𝟴𝟵| 𝗘𝗫𝗣𝗘𝗥𝗜𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡.

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El sol se colaba con tanta intensidad a través de las cortinas que el calor me humedeció la piel ocasionando que despertara, me cubrí los ojos con la mano para evitar el contacto directo con la claridad así que tras unos minutos logré caer en cuenta de que estaba completamente sola en la habitación, no había rastro de Cinco ni de Ryan por ningún lado.

Había una bandeja sobre la esquina de la mesa de noche, encima reposaba un plato con puré de papas, huevos revueltos y unos cinco pedazos de grasiento y delicioso tocino, la comida se veía realmente deliciosa pero lo que más llamó mi atención fue la carta que descansaba entre la taza de café negro y el jugo de naranja. 

Te veías tan hermosa durmiendo que no quise despertarte, fue una noche difícil así que pensé que lo mejor sería dejarte descansar. Dejé a Ryan bajo el cuidado de Diego. Encontré pistas nuevas así que salí a resolverlas, no te preocupes por nada. Te amo.
Cinco H.

Los trazos pulcros de su letra formaron una tonta sonrisa en mis labios así que tras leer el papel devoré el desayuno completo para finalmente durar aproximadamente una hora en la bañera y abandonar la habitación en busca de mi hijo.

─¡Oh, mira quién viene ahí! ─la voz de Diego llegó a mis oídos mientras sostenía a Ryan y agudizaba la voz para lucir más tierno.

Él y Lila se encontraban sentados en el recibidor mientras Diego se encargaba del bebé y Lila devoraba un gigantesco plato de sushi con... ¿chocolate?

─¡Es tu madre, sí, sí, mira, es mamá! ─el pelinegro sostenía con delicadeza el pequeño cuerpecito del bebé el cual lo miraba con una encantadora sonrisa.

─Bien, creo que tu tiempo como niñera acabó, no sé a dónde se fue Cinco así que voy a buscar algún lugar para distraer a Ryan mientras su padre vuelve. 

Intenté acercarme para quitarle al bebé pero el sujeto me lo impidió con delicadeza pero agilidad al mismo tiempo.

─No, no, no, ¿De qué estás hablando?, es mi primer sobrino, es mi hombrecito, yo también tengo derecho a pasar tiempo con él. ─se quejó de inmediato claramente molesto y ofendido.

─No es tu primer sobrino, tu primer sobrino fue Clair, ¿Acaso olvidas que Allison también tiene una hija? 

─Sí, sí, lo sé, pero no es lo mismo, cuando Allison quedó embarazada no fue capaz de avisarnos, tuve que enterarme por un maldito artículo de internet, y por cierto; Allison no nos presentó a Clair hasta que la niña tenía como tres años.

─Está recién nacido, necesita pasar tiempo con su madre, Diego.

─Lo sé, pero vamos, el mundo se irá al carajo en un par de días, moriremos en cualquier momento así que no quiero irme al infierno sin mirar estos hermosos ojos por un par de horas más. 

Y tras regresar la atención al bebé empezó a hablar como estúpido de nuevo.

─¿Y qué se supone que haga yo?, Cinco no está y ahora tú te rehúsas a entregarme a mi propio hijo.

─Tómate el día para ti sola, ve de compras o lo que sea que hagan las mujeres después de dar a luz.

─Lo que hacen las mujeres después de dar a luz es cuidar a sus bebés.

─¡Mira, mira, ahí va Klaus! ─el pelinegro gritó abruptamente y señaló justo detrás de mí.

Di media vuelta y pude confirmar que efectivamente un vigoroso Klaus se dirigía a la salida del hotel a toda velocidad.

─¡Ve con Klaus, vigílalo, quizás está consumiendo drogas de nuevo, sólo míralo, va corriendo más rápido que una gacela, vamos, síguelo!

Puse los ojos en blanco y aunque sabía perfectamente que Klaus no estaba consumiendo otra vez y que Diego sólo lo decía para deshacerse de mi preferí aceptar e ir detrás de mi otro hermano.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora