57| Salvavidas.

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Logré divisar a un grupo de sujetos a la distancia, estaban en cuclillas rodeando el cuerpo de Timothée.

Me acerqué y analicé la escena con detalle, había un chico como de aproximadamente dieciséis años con una herida en la pierna.

─¡Mataré a cada uno de esos hijos de perra con mis propias manos! ─gritó Giorgi el cual no se despegaba de su hermano.

─¡¿Qué mierda pasó?! ─demandé saber.

─¡La gente de Blackwood entró por la puerta trasera de la capilla, le dispararon a Tim e hirieron a mi primo! ─contestó.

Noté que Timothée estaba despierto con una herida en el pecho mientras sangraba como loco.

─Debemos sacarlo de aquí. ─ordené.

Ellos se quedaron congelados.

─¡Con un demonio, que lo levanten! ─grité.

Ellos atendieron de inmediato y deslizaron sus manos por debajo del ojiazul para ayudarlo a incorporar rápidamente.

─¡Tu, niño! ─lo señalé─. Ven aquí. ─dije acercándome a él para ayudarlo a ponerse de pies luego de que deslizara un brazo por encima de mi cuello.

Procedimos a caminar rumbo a la salida, habían subido a Timothée a su auto, Giorgi estaba desesperado en el asiento de conductor listo para poner el carro en marcha.

Ayudé a subir al chico en la silla de atrás junto al ojiazul y finalmente me trepé en la silla de copiloto.

─¡Los llevaré a nuestro centro médico! ─introdujo Giorgi─. Ahí llevamos a los heridos de nuestra gente, hay todo lo necesario para curarlos. ─añadió.

─No. ─negué de inmediato─. Probablemente la gente que le disparó a Tim ya saben que no está muerto así que seguro lo irán a buscar allá. ─argumenté.

─¿Entonces a la hacienda? ─preguntó.

─Está muy lejos. ─contesté.

─¡¿Entonces a dónde?! ─gritó.

Tomé aire con fuerza por la nariz y lo dejé escapar suavemente a través de mis labios.

─Al Salón Odessa. ─solté de golpe.

Pude verlo fruncir el ceño.

─¡Con un demonio, sólo conduce Giorgi! ─gritó Tim.

El sujeto tensionó la mandíbula y sin decir más pisó el acelerador. 

Todo ocurrió tan rápido que ni siquiera tenía la menor idea de dónde habían quedado los niños, todo pasó a un segundo plano en el momento que escuché 'Le dispararon a Tim'.

Las ruedas del vehículo arrojaban chispas, Giorgi condujo a toda velocidad por algunas calles de la ciudad y luego de aproximadamente veinte minutos logramos llegar a lo que parecía ser un salón de belleza para personas afro.

Bajé del coche y corrí a la entrada esperando que Tim, Giorgi y el niño me siguieran el paso.

Empujé la puerta e ingresé al lugar de golpe.

Habían aproximadamente unas diez personas presentes, todas eran de piel oscura pero no hubo rastro de Allison por ninguna parte.

En cuanto nos vieron ingresar al lugar algunos huyeron despavoridos. 

─¡¿Qué creen que hacen?! ─nos cuestionó una de las mujeres presentes.

La ignoré por completo y procedí a seguir con lo mío.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora