32| Plan B.

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Con mucha dificultad subí hasta el tercer piso de la casa a través de las escaleras de la cocina, por suerte la ruta estaba despejada.

Entré a mi habitación y cerré la puerta a mis espaldas.

Me tomé un segundo para observarme al espejo y vi que unas grandes bolsas negras adornaban mi rostro.

─Mierda. ─musité.

Me llevé las manos a la cabeza con frustración y me dirigí al clóset, habían unos cuantos trajes viejos pero debía aceptar usarlos ya que todas mis pertenencias se habían quedado en Nueva York, incluidos mis teléfonos y tarjetas de crédito.

Me puse unos pantalones oscuros y una camiseta gris, después procedí a colocarme un abrigo que encontré a mi paso y unos viejos tenis negros. 

Levanté la vista y descubrí que unos lentes oscuros reposaban sobre una repisa, fue así que los tomé y me los puse para cubrir las ojeras.

Mi cabello estaba desaliñado pero logré enmascararlo con la capucha del abrigo.

Salí de la habitación y escuché un ruido provenir de la habitación de Cinco.

Fruncí el ceño y decidí acercarme para investigar.

Sin decir más coloqué mi mano sobre la perilla y abrí la puerta.

Descubrí al castaño posado sobre la cama mientras escribía un montón de cosas sobre la pared con un trozo de tiza blanca.

─La tangente equivaldría a pi elevado a la ocho...─musitaba el castaño mientras hablaba consigo mismo─. Creo que aquí tengo algo, Dolores. ─añadió luego de seguir escribiendo sobre la superficie.

Bajé la vista y vi que aparentemente estaba hablando con el maniquí

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Bajé la vista y vi que aparentemente estaba hablando con el maniquí.

─¿Qué es todo esto? ─lo cuestioné.

─Un mapa de probabilidad. ─contestó de golpe.

Me acerqué al escritorio y me recosté sobre él mientras lo veía.

─¿Probabilidades de qué? ─seguí.

El chico se tardó unos segundos en responder.

─De muertes que salvarían el mundo. ─expresó.

De repente pude ver a Luther atravesar la puerta.

─¿Con quién hablas? ─lo cuestionó de inmediato.

El rubio luego giró su atención y notó mi presencia. 

─Ah, estás aquí. ─añadió─. ¿Qué estás haciendo? ─regresó su vista a Cinco.

─La muerte de una de estas cuatro personas podrían evitar el apocalipsis. ─respondió el castaño encerrando con la tiza una lista de nombres que tenía escrita en la pared.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora