22| Nueva York.

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Antes de que pudiese abrir la boca para soltar una respuesta pude ver a Shelly aparecer en mi rango visual.

─Hey, ¿Dónde estabas? ─me cuestionó de inmediato─. Dijiste que me esperarías  en la pista de vuelo. ─adjuntó.

La chica frunció el ceño y observó a Tom.

─¿Quién es este tipo? ─demandó saber mientras acomodaba la jaula de Pelusa y sus demás pertenencias en la cabina trasera. 

─Un playboy que me consiguió Simón. ─respondí sin más.

La castaña me observó confundida.

─Obviamente estoy bromeando, si quisiera un playboy contrataría a más de uno. ─solté con una sonrisa.

─Tomas Radcliffe. ─se presentó el sujeto extendiéndole la mano a la chica─. Caballero de compañía contratado por Simón para escoltar a Gypsy en los Grammys. ─expresó.

Pude ver a Shelly abrir los ojos como platos y su boca formó una perfecta O.

─Soy Shelly, la asistente de Gypsy, un placer. ─respondió ella mientras le estrechaba la mano.

Tragué saliva con fuerza.

─Aquí está su comida, madame. ─interfirió la azafata acercándose a mi con una mesa rodante repleta de comida.

Tensioné la mandíbula .

Pude ver a la mujer proceder a poner una gran cantidad de alimentos frente a mi.

Una taza gigante de pasta y una pieza enorme de carne, galletas, chocolates, yogurt con frutas, pastelillos y una soda. 

─Mierda, ¿A dónde se va toda esa grasa? ─me cuestionó Tom al ver las grandes porciones de comida que acomodaban delante de nuestros ojos.

─Directo a mi trasero. ─resoplé con una sonrisa.

─Y aquí está la botella. ─mencionó la azafata sacando el Moet frío de una cubeta con hielo.

La chica extendió una copa hacia mi y yo la tomé de inmediato, luego de unos segundos pude verla abrir la botella y proceder a llenar el vaso de vidrio que sostenía en mi mano.

La chica extendió una copa hacia mi y yo la tomé de inmediato, luego de unos segundos pude verla abrir la botella y proceder a llenar el vaso de vidrio que sostenía en mi mano

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─¿Gusta un trago, monsieur? ─dijo la azafata dirigiéndose a Tomas con su exótico acento Francés. 

─Creo que es muy temprano para beber. ─contestó el sujeto.

Suspiré.

─En alguna parte del mundo ya es de noche, cariño. ─mencioné sacando la punta de la lengua para humedecerme los labios. 

El ojiazul lo pensó unos instantes.

─Bien, sólo tomaré una. ─accedió sin más.

Sonreí triunfadora.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora