26| Absenta.

1.6K 95 107
                                    

Luego de aproximadamente una hora conduciendo por las brillantes y heladas calles de la ciudad finalmente logramos llegar hasta una zona residencial, las casas lucían como el lugar perfecto para vivir con tu familia.

─Es allí. ─mencionó Mathew mientras señalaba una linda casa de tres pisos en color azul cielo que se encontraba al final de la calle.

Bajé la velocidad y aparqué el coche a un lado del pórtico. 

Desconecté los cables y finalmente se apagó el motor.

Descendimos del vehículo y noté con rapidez que no había ni una sola persona en el lugar, todos estaban en sus respectivas viviendas pasando la noche en completo silencio.

La tranquilidad que se respiraba en la zona era algo perturbadora. 

Mis pies se sentían cómodos sobre el césped, mismo que se encontraba húmedo por el rocío de la noche.

Caminamos hasta el frente y vimos a Mat acercarse a la entrada, puso su mano sobre la perilla y abrió la puerta con rapidez.

Cruzamos el umbral detrás de él en completo silencio. 

La madera crujía con cada paso que dábamos, la casa de Mat era bastante linda y acogedora, me sentí cómoda desde el primer instante.

─Mi abuela está durmiendo, hagan silencio y vengan conmigo. ─ordenó entre susurros luego de cerrar la puerta detrás de sí. 

Pudimos verlo caminar en puntillas hasta las escaleras y proceder a subir los peldaños, Tom y yo le seguimos el paso. 

Llegamos hasta el tercer piso del lugar, caminamos por un corredor casi infinito y finalmente llegamos a una puerta.

El pelinegro la abrió y nos invitó a pasar.

El lugar estaba oscuro pero luego el chico encendió la luz.

La habitación era bastante grande, había una pared repleta de posters con mi rostro lo cual me hizo sentir algo extraña. Una gran televisión de plasma reposaba sobre una mesa, habían figuras de colección, videojuegos, revistas y un montón de objetos que nunca había visto. 

─Carajo, no puedo creer Gypsy esté en mi habitación, nunca lo imaginé, ni siquiera en mis mejores sueños. ─expresó Mat con emoción.

Sonreí y me lamí los labios suavemente.

─Tuviste un golpe de suerte. ─respondí.

─¿Quieren un trago? ─ofreció Mat luego de cerrar la puerta con cuidado.

Tom y yo asentimos con la cabeza al mismo tiempo.

Pudimos verlo acercarse a una repisa y tomar una pequeña botella con un líquido color verde Slytherin.

Fruncí el ceño.

─¿Qué mierda es eso? ─lo cuestioné con recelo.

─Absenta. ─contestó.

Observé a Tom y se encontraba igual de confundido que yo.

─Es noventa y ocho porciento de alcohol concentrado con cannabis. ─respondió el pelinegro.

─¿Qué? ─resoplé─. ¿Acaso quieres matarme? ─interpuse.

Pude verlo reír.

─Sólo deben darle un trago y en diez minutos estarán disfrutando de un vuelo en primera clase sin despegar los pies de la tierra. ─explicó con emoción.

Tragué saliva con fuerza.

Observé a Tom.

─Bien, al carajo todo, ¿No? ─reí.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora