𝟵𝟰| 𝗥𝗢𝗦𝗔, 𝗩𝗘𝗥𝗗𝗘 𝗬 𝗔𝗠𝗔𝗥𝗜𝗟𝗟𝗢.

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─¡¿Entonces qué se supone que haremos ahora?! 

─Absolutamente nada, Ben.

Las cosas estaban muy tensas en el recibidor del hotel, todo a nuestro alrededor había sido succionado por el Kugel pero por alguna extraña razón el hotel Obsidian era lo único que seguía en pie.

─¡¿Cómo que nada, Cinco?! ─gritaba el asiático claramente enojado─. ¡La academia ya no existe, más de la mitad de mi familia murió y ahora tendremos que quedarnos aquí hasta que esa cosa nos mate a todos uno por uno!

─Sí, así es, eso es exactamente lo que vamos a hacer, esperar. ─contestó el castaño mientras cargaba a Ryan entre sus brazos y lo mecía cuidadosamente. 

─Estás completamente mal de la cabeza, niñito.

─Escuchen, sé que son lo suficientemente retardados como para no comprender ni la mitad de lo que digo, pero tengo el presentimiento de que quizás esto es lo que necesitamos hacer para que el apocalipsis deje de perseguirnos. ─hizo una breve pausa─. Debemos dejar de luchar por evadir lo inevitable, sólo tenemos que dejar que pase y ya. 

─¿Entonces el plan es... que no hay plan? ─demandó saber Lila a un lado de la habitación.

─Exacto, rarita. ─contestó el ojiverde con la sonrisa más falsa que había visto en mi vida.

Inspiré profundo y sentí un ligero dolor en la cabeza, como si necesitara un breve descanso para que mi cuerpo empezara a reaccionar ante toda esta confusa situación.

─A partir de ahora no haré absolutamente nada más por detener el fin del mundo, sólo voy a preocuparme por pasar mis últimos momentos junto a mi mujer y mi hijo, así que si tienen algo pendiente empiecen a encargarse de ello justo ahora. 

El chico se acercó a mi y me tomó de la mano, una vez que ambos estábamos listos para abandonar el lobby y dirigirnos a nuestra habitación Luther soltó un brinco que nos hizo frenar de golpe.

─¡Esperen! 

Apreté con algo de fuerza la toalla que Cinco me había conseguido para que pudiera cubrirme los pechos y mientras nos tomábamos un segundo para escuchar lo que Luther tenía por decir sentí al ojiverde apretarme la mano con un poco más de fuerza y pegarme a su cuerpo en cuanto notó que Ben no me quitaba los ojos de encima.

─Cinco tiene razón, el mundo se irá al demonio en cualquier momento y creo que tenemos que aprovechar los minutos que nos quedan en este mundo, es por eso que... Sloane y yo queremos casarnos hoy mismo.

─¿Estás jodiendo conmigo? ─bufó el chico junto a mi.

─Si morimos mañana... quiero que al menos mis últimos segundos de vida la pase rodeado por mi hermosa familia y la mujer que más amo.  ─contestó el rubio de ojos azules y pupilas dilatadas. 

─Qué horror. ─musitó Allison desde el sofá tras ladear los ojos con envidia. 

─La boda será hoy a las seis de la tarde en el salón principal del hotel así que los esperamos, también habrá despedida de soltero y despedida de soltera así que dentro de unos minutos Sloane y yo iremos a buscarlos por el edificio para repartirles las invitaciones.

Y una vez dicho esto, Cinco y yo abandonamos el lugar en completo silencio hasta que finalmente llegamos a nuestra cómoda y perfecta habitación.

─¿Dónde está el niño? ─hice una breve pausa dejándome caer sobre la cama y permitiéndole a mis pechos disfrutar del aire libre─. Ya sabes, Stan, nuestro sobrino, el hijo de Diego.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora