𝟵𝟮| 𝗦𝗟𝗢𝗔𝗡𝗘.

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─¡¿Estás loca?! ─le grité a Sloane, claramente furiosa ante la estúpida idea que tenía para deshacernos del Kugelblitz.

Todos nos encontrábamos presentes en el sótano, frente a frente con esa bola de fuego que a medida que avanzaba el tiempo claramente aumentaba drásticamente de tamaño.

─Escucha, ¿Alguna vez has manipulado un panal de abejas? ─preguntó con voz suave, tratando de tranquilizarme.

─¿Alguna vez has manipulado una maldita bola de fuego que se ha tragado a la mitad de la humanidad? ─le regresé la pregunta con sarcasmo. 

─Syd, tranquila, necesitamos hacer esto o morir en el intento, es la única manera de saber si lograremos salvar lo que queda del mundo o terminaremos de mandar todo al carajo, como siempre. ─mencionó Diego desde un rincón.

─¡No, no, no me pidas que me tranquilice Diego, esto es una puta locura, si cometemos aunque sea un diminuto error estaremos verdaderamente jodidos! 

─¿Puedes dejar de ser tan negativa sólo por un segundo, por favor? ─musitó Sloane tras acomodarse algunas hebras de su rubia cabellera detrás de las orejas y cruzar los brazos con elegancia. 

Inspiré profunda y bajé la mirada, mis ojos se toparon con un Ryan que descansaba tranquilamente entre mis brazos, disfrutando de la inocencia que conlleva ser un bebé y ser ignorante de los problemas de mierda que ocurren en el mundo exterior. 

Comer, dormir, cagar y repetir; cómo desearía ser un bebé de nuevo, excepto por la parte en que incinero a mi madre mientras la pobre mujer aún seguía con vida. 

─Tengo miedo. ─susurré con dificultad a causa del nudo que tenía en la garganta─. Si algo sale mal, me aterra pensar que mi peor pesadilla se volverá realidad.

─¿Tu peor pesadilla? ─bufó Lila entre burlas─. ¿Me estás diciendo que después de todo sólo te asusta morir?

─No. 

─¿Y bien? ─se detuvo─. ¿Entonces qué puede ser peor que morir?

Me detuve y di media vuelta para buscar a Cinco con la mirada, el chico me escuchaba con atención desde un lado de las escaleras, claramente preocupado mientras se acomodaba las manos en el interior de los bolsillos delanteros. 

─Volver a perder a mi familia, pero esta vez para siempre. 

Suspiré profundo y me retiré las lágrimas del rostro para luego regresar a Sloane.

─Hagan lo que tengan que hacer, estaré arriba esperando que... quizás con un poco de suerte mi hijo pase sus últimos minutos de vida sintiéndose amado. 

─¿Entonces no piensas ayudarnos? ─preguntó Viktor posado a un par de pasos del Kugel.

─Destruiste el mundo y casi me matas en dos ocasiones, creo que eres lo suficientemente fuerte como para hacer esto tú solo. 

Al parecer Sloane había organizado un plan, ella usaría su poder para controlar la gravedad y condensar los millones de átomos que controlaban el Kugelblitz mientras Viktor y Lila ayudaban a mantenerlos estabilizados. 

─Si esto no llega a funcionar...

─¿Y qué pasa si te equivocas, Sydney? ─me interrumpió la rubia─. ¿Qué pasa si llega a funcionar y detenemos el apocalipsis?

Inspiré profundo y tragué saliva con fuerza, por un segundo sentí una presión en el pecho fantaseando con una escena ficticia de cuando tenía quince años, Cinco estaba a mi lado y jamás desapareció, vestía su traje deportivo y me despertaba para ir a entrenar, nada de esto jamás pasó, no fue más que una pesadilla producto de comer tanta azúcar en Griddy's antes de irme a la cama.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora