𝟵𝟯| 𝗙𝗨𝗖𝗞.

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─¡Salud! ─gritamos todos al unísono tratando de que nuestras voces se escucharan por encima de la música a todo volumen.

Y tras beber toda mi copa de champán de un solo trago sentí alivio en el pecho una vez que las amargas burbujas bailaron en mi lengua y descendieron por mi sedienta garganta.

Aún seguía ligeramente consternada, me temblaban un poco las manos y no podía comprender que realmente lo consiguieron; detuvieron el apocalipsis. 

─¡Beberemos hasta el amanecer! ─exclamó Diego tras empinarse una botella de vino y beberla hasta el fondo como si fuera agua.

─¡Oye! ─escuché en mi oído y luego un par de manos heladas me tomaron de los brazos─. ¿Qué te parece si nos presentamos de nuevo? 

Era la chica de lentes oscuros de un rato antes.

─¡Soy Fei, un placer conocerte! ─se presentó extendiendo su mano en mi dirección.

Lo dudé por un segundo pero dadas las circunstancias decidí que lo mejor sería dejar las diferencias de lado y llevar la fiesta en paz.

─¡Soy Sydney, y el placer es todo mío! 

Me las arreglé para darle un beso a cada lado de las mejillas y me sorprendí al descubrir que a pesar de las cicatrices su piel era muy tersa. 

─¡Escucha, creo que este no es el ambiente indicado para un recién nacido, dame al bebé! ─otra voz apareció de la nada, era Viktor, mismo que no esperó para quitarme a Ryan de los brazos. 

No puse resistencia, sólo dejé que el buen tío Vik se hiciera cargo de él mientras mamá se tomaba unas cuantas copas para sofocar el susto que le causó el fin del mundo.

Luther bailaba junto a Sloane y para mi sorpresa los dos rubios se movían muy bien, Ben se había subido en la mesa y competía contra Diego en busca de descubrir quién podía beber más rápido, Lila estaba muerta de risa mientras Klaus saltaba semidesnudo de un mueble a otro, el chico sostenía una copa que milagrosamente equilibraba como todo un experto, no había derramado ni una sola gota de alcohol que no fuera en su boca. Allison nos observaba seriamente desde el umbral de la sala mientras le daba breves tragos a la botella de tequila que tenía en la mano, Cinco estaba sentado a un lado, bebiendo champaña rosa mientras sacudía su pierna como loca y no me quitaba la mirada de encima. 

─¡¿Dónde está papá?! ─seguí gritando por encima de la música tras dirigirme a Fei la cual no se me había despegado ni un segundo.

─¡Está arriba, en su oficina! ─contestó sin dejar de sacudir las caderas al ritmo de las dos copas de champán que sostenía en cada mano.

De la nada la mujer se acercó y se pegó a mi oído.

─¿Quieres que subamos a buscarlo juntas? 

En cuanto se apartó esperando por mi respuesta y me dejó apreciar su rostro noté que una sonrisa maliciosa le adornaba los labios mientras se mordía la lengua con picardía. Me ardieron las mejillas y aunque sabía que claramente estaba bromeando no pude evitar reír ante la sensación que me causó el toque de excitación que adquirió su rostro. 

Mientras seguíamos embriagándonos como locos Luther desapareció de la sala de estar y luego de unos segundos Sloane ya no estaba, se me revolvió el estómago tras imaginar a Luther follando pero a medida que seguía bebiendo no podía evitar sentirme mejor. 

─Oye, me parece que estás muy pequeño para fumar. ─dije acercándome a Cinco y subiéndome a horcajadas sobre él para quitarle el habano de la mano que llevaba a medio fumar.

EL MISTERIO DE QUEBEC © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora