09.- Maldita prensa...

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La puerta de entrada a la UA estaba más abarrotada que de costumbre. Y es que claro, la noticia de que All Might impartiría clases ese año en la prestigiosa academia había atraído a una gran horda de reporteros. Avancé como puedo entre la multitud, tratando de traspasar la puerta.

- ¿Qué opinas de All Might como profesor? - me preguntó uno de los periodistas.

- Esa es una información que a ustedes no les concierne - contesté, de la forma más "educada" posible - Además, agradecería que me dejaran pasar, no quiero llegar tarde a clase.

Cuando llegué a la entrada vi que Shota estaba en la puerta, ahuyentando a los reporteros, sin mucho éxito. Me acerqué a él y le hablé lo bastante bajo para que nadie más pudiera oírme.

- Si me dejas usar el kosei, te libro de ellos enseguida.

Suspiró pesadamente y asintió con la cabeza. Me agaché algo cansada y toqué el suelo con mis manos. Sin meterme mucha prisa, empecé a transformar la calzada haciendo que fuera lo bastante empinada como para que la gente se cayera. Después la ablandé, y los pocos que quedaron de pie empezaron a hundirse. Los alumnos consiguieron atravesar la puerta y arreglé el suelo, liberando a los "buitres". Mi padre y yo entramos en la academia, pero una reportera intentó pasar tras nosotros. Justo cuando iba a entrar, la puerta de seguridad se cerró, dejándola fuera.

- Ahora entiendo mejor por qué detestas a la prensa... - suspiré - Me estoy planteando la idea de ser una héroe clandestina.

- La prensa es realmente incómoda, pero no tomes conclusiones precipitadas. Piénsatelo bien, ya que si al final quieres ser una heroína pública, te será más difícil con un pasado de clandestinidad.

- Cierto...

Nos separamos, él se dirigió a la sala de profesores y yo al aula. Me senté en mi puesto junto a Izuku, que ya estaba allí.

- ¡Buenos días! ¿Qué tal está tu brazo? Ayer te fuiste tan rápido que apenas pudimos hablar.

- ¡Mejor! El de las quemaduras ya está sano, pero el otro sigo teniendo que llevarlo vendado - contestó, elevando levemente el brazo herido.

Mi padre no tardó en entrar al aula, con una gran pila de papeles bajo el brazo.

- Buen trabajo con el entrenamiento de ayer - dijo sentándose tras el escritorio - He revisado vuestras calificaciones y evaluaciones. Bakugo...

El susodicho se enderezó, notablemente tenso.

- Madura de una vez, - criticó Shota - estás malgastando tu potencial.

- Entendido... - masculló el rubio explosivo.

- Y... Parece que Midoriya terminó otra jornada con un brazo roto - el pecoso se encogió en su asiento - Aprende a controlar tu kosei... Porque solo intentarlo no va a solucionar nada. Odio repetirme, pero tienes potencial, asumiendo que puedas superar esto. Trabájalo, Midoriya.

- ¡Sí! - exclamó serio.

- Por último, Akishiro... - le miré extrañada - Fuiste muy arrogante durante el combate, eso os costó la victoria a ti y a tu equipo. La próxima vez no actúes con tanta soberbia, ¿Entendido?

- Sí, sensei - contesté, mirando hacia otro lado.

- ¿Qué pasó ayer en tu batalla? - preguntó Izuku en voz baja.

- Luego te explico - susurré.

- Ahora, en relación con la tutoría... Siento el repentino anuncio, pero hoy... - la clase se tensó al instante, expectante a lo que el profesor pudiera decir - Escogeréis al delegado de clase.

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