Capítulo 60

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60. La hija pequeña.



Las vacaciones de invierno se habían terminado. Mi hermana y mi cuñado habían vuelto a su casa el fin de semana y una vez más éramos solo papá y yo.

La cuenta regresiva para mí graduación ya había comenzado y no dejaba de sentir la emoción y los nervios que me provocaba aquello.

Mi regreso a la universidad fue tal y como lo esperé. En compañía de mi misma y de nadie más. Y eso en parte era bueno.

En mi camino a la cafetería saludo de vez en cuando a algunos compañeros sin detenerme hasta llegar al lugar y buscar con la mirada la mesa más vacía y solitaria que puede haber en este momento. Una vez que la encuentro me adentro más al sitio y encontrándome a mi amiga de cabello rebelde con los audífonos puestos y la cabeza metida en el libro entre sus manos.

Poso una mano sobre su hombro y enseguida baja el libro y sus ojos se encuentran conmigo.

— Ey.

Antes de que Michelle pueda decir algo más me inclino para abrazarla y en medio de esto digo:

— Hola.

Unos segundos después me aparto de la castaña la cual me mira con una pizca de diversión.

— ¿Qué tal las vacaciones? Eh, me disculpó una vez más por faltar a tu cumpleaños, es que… no todos la pasamos bien en las fiestas decembrinas.

— Dímelo a mí.— murmuró mientras tomo asiento y seguido le sonrío a mi amiga — Tranquila, ya habrán muchos más cumpleaños en los que puedas estar conmigo.

La sonrisa de mi amiga pasa a ser una mueca y por un segundo pude notar una pisca de dolor en su expresión.

— Ey, Mich, ¿Qué pasa?

La chica de cabello rizado sonríe apenas un poco nuevamente mientras una lágrima logra escaparse de su ojo a lo que rápidamente la limpia.

— Dios, esto arruina por completo mi fachada de chica ruda.

Ambas soltamos una pequeña risita y me atrevo a estirar mi mano sobre la mesa y sujetar la suya con fuerza. La castaña baja la mirada hacia mi gesto y asiente con la cabeza repetidas veces conteniendo las terribles ganas que sé que tiene de llorar.

Michelle Hope, la estudiante de ingeniería civil más capaz e inteligente que conozco, mi buena amiga desde la secundaria. Una joven solitaria, y muy seria e incluso a veces seca, que me permitió ser su amiga cuánto nos fuera posible, pero también una chica con ansiedad, una gran depresión con la cual hasta el día de hoy sigue luchando, y un corazón tan destrozado.

La admiraba muchísimo por su fuerza, por la forma con la que luchaba día a día para venir a la escuela, para poder comer algo y ser la más lista de su generación, de nuestra generación. Estaba claro que no podía entender muchas veces como se sentía, y trataba de distraerla para que por un momento se olvidase de lo que le estuviera agobiando, recordarle por lo que aun seguía aquí y luchando por combatir esos sentimientos.



Las clases ya habían finalizado, debía emprender mi camino de vuelta a casa por mí cuenta, y sabía que si salía lo bastante rápido podría alcanzar el autobús de esta hora.
Pero lo que no me esperaba era que al llegar al pasillo que conectaba con la salida me encontraría con una alta figura la cual conocía bien.

— Gwilym, ¡Gwilym!

Trato de caminar lo más rápido posible y cuando veo que el pelinegro no está dispuesto a detenerse corro hasta lograr tomarlo del brazo y hacerlo volverse hacia mi.

— ¿Qué es lo que quieres?

Aparta su brazo de mí agarre y me quedo quieta sobre mi lugar.

— ¿Estás evitándome? Porque, te he llamado, escrito e incluso nos hemos visto en la calle y me has ignorado por completo. ¿Qué sucede?

— No quiero hablar de eso ahora.

— Gwil.

— ¡Yo no quería involucrarme! — levanta la voz haciéndome dar un brinco.— Pero esta vez te has pasado, ya me enteré de lo de… tu y Evan.

Mis ojos se abren ligeramente ante el desconcierto y seguido paso a mostrarme sería.

— Y dime qué quién te lo ha dicho no es Benjamín — su silencio logra molestarme y seguido chillo: — ¡Es un tonto!

— Es mi amigo.

— ¡Y yo también lo soy Gwil!

Respiro profundamente mientras cierto los ojos y es la voz del chico frente a mí que me hace volver a abrirlos:

— Sabes bien que siempre te hubiera apoyado en todo, que si solo hubieran peleado y roto te habría… no, los habría apoyado a ambos por igual.— el tono en sus palabras logra hacerme sentir mal al grado de estar al borde de las lágrimas — Pero tenías que hacer lo único que sabías que debías hacer para acabar con Ben, caíste en el juego de Evan… tú, no solo decepcionaste a Ben, tú, tú acabaste con todo.

Niego frenéticamente mientras las lágrimas me nublan la vista y me empapan las mejillas.

— Yo no quería hacerlo Gwil.— la voz me sale en un susurro mientras intento acercarme a él a lo que retrocede.

— Ya tuviste tu momento para que te apoyara, ahora me toca apoyarlo a él.

Y con esas palabras lo veo dar media vuelta y comenzar a caminar hacia la salida donde me percato de que hay alguien. Veo al que he llamado mejor amigo marcharse con el pelinegro sin siquiera mirarme y aquello solo logra ponerme aún peor de como me estoy sintiendo ahora.

Al perder el autobús no me quedo opción más que caminar a mi casa, las ansias por llegar solo hicieron que apresurara mi paso a cada instante hasta que finalmente pudiera divisar mi casa.

Lo primero que hice al entrar a mi hogar fue dejar caer la mochila en cualquier sitio y caminar por todo el pasillo hasta llegar a la sala. Entonces, tomándome por sorpresa encontré a mi padre sentado viendo el partido en el televisor, y cuando su vista viajo del aparato hacia mí no evite correr hasta él para hundirme en la seguridad de sua brazos.

— ¿Soy un mala persona papá?

— Claro que no mi pequeña.

— Pues yo no dejo de pensar que lo soy, con, cada cosa que hago y que lastima a alguien, incluso a mi.

Mi padre me aleja un poco de él y lleva sus manos a mi rostro para tomarme por las mejillas.

— Todos cometemos errores algunas veces, si no los cometieramos, ¿Cómo podríamos ser humanos?

Asiento ligeramente ante las palabras de mi padre y sus dedos apartan las lágrimas que se me han escapado.

— Perdón por no ser la hija ejemplar como lo es Vanne, y solo darte problemas y quejas.

— Hijita, tú eres una buena hija tal y como eres. Además, no serías mi hija pequeña sin darme al menos un problema.

Ambos reímos ligeramente ante sus palabras y unos segundos después volvemos a quedarnos en silencio.


— Gracias por ser mi superhéroe cuando lo necesito. Te amo papá.

— Y yo a ti cariño.









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Cada vez falta menos para que está historia termine, y lo hará de la manera más bonita y caótica que cuando la empecé :')

Estoy muy nerviosa por qué lean los proximos capítulos, los cuales subiré de poco en poco, y si quieren saber más estaré subiendo a través de stories en Instagram para que sepan los días que actualizo y cuando será el definitivo y gran final.

Sin más que decir espero a leer sus comentarios respecto al capítulo y díganme, ¿Que hubieran hecho en el lugar de Gwilym?

Las tqm ❤️

Cita De Juegos [Ben Hardy Y Tú] I & II COMPLETA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora