Cita De Juegos [Ben Hardy Y Tú] I & II COMPLETA ✔️

Capítulo 1

1. Corazón roto.

Era un día como cualquier otro.

El clima era agradable en esa época del año y la ciudad se mantenia igual que siempre.

Toco por quinta vez la puerta y espero a que mi mejor amigo o alguien más atienda. Pero al ver que no será así doy media vuelta y me acerco a las plantas que adornan el gran pórtico de la casa, levantó una figura de un Nomo al cual le he tenido desde pequeña y tomo la llave que se encuentra debajo.

Vuelvo a dejar la figura en su lugar haciendo una mueca y regreso a detenerme frente a la puerta de color azul frente a mí. Ensartó la llave en la cerradura y con un par de vueltas está se abre dejando ver la soledad de la gran casa, me adentro cerrando la puerta detrás de mí y me guardo la llave en el bolsillo de mis jeans. Comienzo la búsqueda en la planta baja y al no encontrar a nadie decido continuar en la planta de arriba, llegó a un largo pasillo y me dirijo a la única habitación que me importa en estos momentos.

Me detengo frente a la puerta y tocando un par de veces hablo

— Ben.

Pasan segundos antes de que pueda escuchar su voz en un susurro diciendo

— Pasa.

Me preparo para lo que viene y tomando aire llevo mi mano hacia la perilla y abro la puerta, me recibe la oscuridad y apenas puedo divisar las cosas de la habitación por la poca luz que entra por la puerta. Me adentro a la habitación cerrando la puerta y con cuidado de no caerme me dirijo hasta la ventana de la habitación para correr las cortinas.

Escuchó un gruñido por parte del chico y me vuelvo hacia él cuando lo escuchó hablar.

— Cierra las cortinas, quiero dormir un poco más.

— Benjamín, son casi las doce del día.

— Con mayor razón, yo me levanto a las dos de la tarde los fines de semana.

Ruedo los ojos con diversión y me acerco hasta la cama y tomar asiento en una orilla. El chico aparta las cobijas dejando ver su rostro y le doy una pequeña sonrisa.

— Buenas tardes niño bonito — me acerco a su rostro y depósito un corto beso en su mejilla haciéndole sonreír.

— Hola linda.

Una amplia sonrisa se dibuja en mi rostro y entonces me sujeta por los hombros sorprendiendome y haciéndome caer en la cama junto a él. Suelto una carcajada acompañado de Ben y nos quedamos mirando fijamente sin incomodidad alguna, porque así eran las cosas con él.

Caminamos por la calle mientras nos hacemos broma y nos damos algunos empujones para terminar abrazados. Vamos en camino a una florería, no, las flores no son para mí, mi mejor amigo está cumpliendo cuatro años con su novia y me ha pedido que lo acompañe para ayudarle a encontrar un buen regalo.

Ben y yo hemos sido amigos desde que estábamos en el vientre de nuestras madres. Lo sé, suena extraño pero así es, nuestras madres eran amigas desde la secundaria y querían que sus hijos siguieran con aquella amistad. Aún después de que mi madre muriera cuando yo nací, dejándonos a mi hermana, a papá y a mí.

Margot, la madre de Ben, me ha cuidado como si fuera su propia hija y siempre ha estado con nosotros en los momentos más difíciles y también en los más felices. Nunca podríamos terminar de pagarle a la familia Jones el apoyo y amistad que nos han brindado incondicionalmente. Por ello Ben y yo hemos sido unidos y si uno no está el otro se siente mal, pero cuando estamos juntos, todo parece ir mejor que nunca.

— ¿Te gustan estas?

— Ujuhm — hago un sonido mientras miro las flores que el señala.

El rubio me da una mirada de frustración y se acerca quedando frente a mí.

— Vamos ________, ayúdame.— sus manos se posam sobre mis hombros y se sacude ligeramente — Imagina que las flores son para ti, ¿Cuales te gustarían que fueran? — el pecho de me aprieta ante ello y me limito a asentir.

Dirijo la mirada hacia los arreglos en el local y termino volviendo a posarla sobre el rubio frente a mí. Doy unos pasos hacia atrás y me dirijo hacia un punto en específico sintiendo los pasos de mí akifo detrás de mí.

— Si las flores fueran para mí, me gustaría que me regalaran este ramo — hablo mientras tomo entre mis manos el ramo y me vuelvo hacia el rubio.

Ben me da una amplia sonrisa y quitándome las flores de la manos da media vuelta para acercarse a pagarlas. Cierro los ojos unos segundos y después lo escuchó llamarme para irnos.

Nuestra relación nunca ha cambiado, pero con el pasar de los años me he dado cuenta de que he dejado de verlo como un amigo. Pensé que solo era algo momentáneo, pero este sentimiento no se va y con el tiempo me va pesando cada vez más.

Llegamos a mi casa y nos detenemos en el pórtico. Me acerco para abrir la puerta y cederle el paso a Ben.

— Otro día, tengo que hacer unas cuantas cosas más antes de ir por  Clare.

Asiento en modo de comprensión y me besa la mejilla para después dar media vuelta y comenzar a alejarse de mí por la acera. Lo miro dar vuelta en una esquina y desparecer de mi vista, me vuelvo hacia la entrada de mi hogar y me adentro cerrando la puerta detrás de mí.

Algunas lágrimas se me escapan y ahogo un sollozo cuando me llevo las manos a la boca, trato de calmarme y actuando como si nada camino por el pequeño pasillo con dirección a la cocina. Siento mi teléfono replicar en el bolsillo trasero de mis jeans y los saco dejando ver qué se trata de una llamada entrante.

— Holaaa

Suelto una risita y respondo.— Hola Joe.

— ¿Como está mi chica favorita? Te escucho apagada.

— ¿Apagada? Ni que fuera vela — el chico al otro lado de la línea ríe por mi comentario y eso me hace sonreír.

— Bueno, antes de que se me olvide, ya sabes que se acerca mi cumpleaños, ¿Verdad? — hago un sonido en modo afirmativo y Joe continúa — pues voy a hacer una fiesta en grande, y tú vas a venir.

— ¿A Estados Unidos? — preguntó alzando ambas cejas, aunque sé que el chico no me ve.

— Ajá, ya hablé con Gwil y también con Ben, y ambos me han confirmado su asistencia.

— Yo... No lo sé — respondo con duda en mi tono.

— Por favor, apiadate de este apuesto chico que quiere ver a sus buenos amigos — puedo imaginarlo haciendo un puchero del otro lado del teléfono y eso me hace sentir peor.

— Joe, y... — cierro la boca de golpe y miro a un punto de la cocina — está bien, nos vemos allá.

Lo escucho celebrar al otro lado de la línea y eso me hace sentir un poco mejor. Hablamos un rato más y después nos despedimos para que él vaya a descansar mientras que yo aún sigo con mi día.

Vaya la sorpresa que me lleve en la noche cuando Ben me llamo diciéndome algo que no esperaba venir.