12. La discusión

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Dedicado a EmirethRangel y a RosannaPeaRuiz muchas gracias por haber leído, apoyado, votado y comentado el capítulo anterior de la novela, mil gracias, mis amores 💖

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Capítulo doce

Lea Díaz

—No— niego de manera firme.

—Vamos, Lea— me pide el Guapodioso.

—No, no quiero hablar con usted, además, ya mi horario de trabajo terminó.

—Lea, nosotros necesitamos aclarar nuestra situación, no podemos hacer como si no pasó nada, necesito aclarar lo que pasa entre nosotros, debemos hacerlo ahora antes de que la atracción que sentimos el uno por el otro, nos condene.

—¿Pero de qué habla, señor? Yo soy su empleada, y usted es mi jefe, no hay nada más que aclarar, ¿Oh si?— hago una pequeña pausa, mientras miro hacia todos los lados, viendo a Richard subirse en su auto a unos cuantos pasos de nosotros. —Lo siento, pero tengo que ir.

El Guapodioso me dedica una mirada helada, y está a punto de tomar mi brazo, pero me volteo rápidamente y corro hacia Richard.

—Sé que no tenemos mucho tiempo conociéndonos, pero si no es una molestia, ¿Me puedes dejar cerca de mi casa?— le pido.

—Si puedo, solo que tengo que recoger en unos papeles; porque me acabo de dar cuenta de que los dejé en mi oficina— abre la puerta del copiloto. —Me puedes esperar dentro del auto, mientras regresa.

—Muchas gracias— este me responde con una sonrisa y un sentimiento de cabeza, y yo entro al auto.

Cuando estoy dentro del auto, me quedo mirando al Gaupodioso, quien mira atentamente a Richard, mientras este camina hacia la empresa y después de entrar, Guapodioso empieza a caminar hacia el auto.

Toca la ventana, pero yo lo ignoro hasta que después de varios toques, empiezo a sentir como si quiere romper la ventana, por lo cual bajo la ventana del auto para poder hablarle.

—Sal de ese auto, ahora, Lea— exclama haciendo énfasis en cada palabra.

—¡Claro que no!— exclamación. —Me iré con Richard.

—¿Ah si?— pregunta con una ceja arqueada. —Y dime, ¿A dónde irán, Lea? ¿Un motel? ¿O se hospedarán en un hotel solo por una noche? ¿O más bien, lo hará en su departamento? Porque esto me parece muy cliché, muy predecible, una historia muy... fácil.

—Es cierto, es tan fácilmente como la historia del jefe que planea acostarse con su empleada, y luego fracasará de ella y continuará su vida con una mujer que sea de su misma clase social.

—Yo no planeo eso, Lea— exclama con enojo.

—¿Ah, no?— fingí sorpresa. —Entonces dígame: ¿Quién era esa mujer que entró a su oficina sentándose en su regazo como si fuera lo más común del mundo?— le pregunto, pero este se queda callado.

—Es su esposa, su prometida o tal vez su novia, y no me importa si usted le debe respetar o no, a mí sí que me debe respetar, y deber empezar a respetarme primero tomando distancia cuando no estamos en hora laborables.

—¿Por qué me juzgas tanto?!— pregunta furiosa. —No sabes nada de mi vida, no sabes quién es ella realmente, no sabes cómo me siento, no sabes nada, a penas no conocemos, ¿Y ya quieres saber todos mis secretos y toda mi vida privada?— pregunta furiosa.

—Para saber quién es esa mujer, soy una desconocida, pero para besarnos usted siente que nos conocemos desde hace mucho tiempo, ¿No?— pregunto con ironía. —Cínico, si quiere puede despedirme, pero no soy hipócrita al decir en su cara lo cínico y canalla que es— escupo cada palabra con un tono tan frío como un glaciar.

—Yo...— se queda callado. —No quise decir eso, Lea, solo tienes que entender que tenemos que conocernos, pero para eso no debemos juzgarnos, de esto hacer esto con calma, por eso, lo mejor es que salgas del auto, y vengas conmigo.

—No saldré, y si quiere saber qué es lo mejor, entonces le digo que lo mejor es que se vaya ahora antes de que los demás empiecen a sospechar de algo que no ocurrió ni ocurrirá.

—Sal de ese bendito auto, Lea!— grita con desesperación y enojo.

—¡No!, me iré con Richard— afirmo con una firmeza que no creí nunca tener.

—Sal de ahí si no quieres que le digas la verdad a Richard.

—¿Qué verdad?.

—Lea— máscara. —Nunca dejaré que hagan el amor.

—Eso no depende de usted, señor Gil, no sea indiscreto y atrevido.

—¡Ya regresé!— exclama Richard. —Buenas tardes, señor Gil, ¿Qué se le ofrece?.

—No es nada, solo será necesario aclarar unas dudas que ya aclaramos, por lo tanto, ya nuestro jefe se estaba despidiendo— respondo rápidamente. —¿No es cierto, jefe?— le pregunto.

Sabe, al igual que yo, que no es conveniente que alguien se entere de lo poco que hicimos.

—Bueno... entonces, nos vemos mañana, señor Gil— exclama Richard, mientras enciende el auto.

Empiezo a subir el vidrio de la ventana cuando el señor Gil vuelve a hablar, o mejor dicho, gritar. —¡Devuélveme a Lea, maldito Richard!.

—¿Qué?— Richard pregunta confuso.

—Dijo: ¡Adiós, Lea y Richard!— miento.

—Ah— exclamación. —¡Adiós, jefe!— exclama antes de empezar a conducir, y empezarnos a alejar del Gaupodioso.

Lo sabía, fui una idiota, ¿Cómo pude creer que se interesaría en mí sin utilizarme y dejarme botada a medio camino?.

Por suerte, no llegamos a hacer nada, pero lo que sí me queda en claro es: que no debo caer en las tentaciones de aquel hombre guapo, pero cruelmente malo.

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🍓❝𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐉𝐞𝐟𝐞 ❞🍓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora