02. Guapodioso

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Capítulo dos.

Lea Díaz.

Temerosa, camino hacia aquel hombre frío que solo me dedica una mirada neutra.

—¿SS-Si?— es lo único que logro articular en ese momento.

—Veo que es usted tímida, espero que sea solo porque me acaba de conocer, sería una pena que con tantos conocimientos, sea tímida en los negocios ¿No?— ¡Es un insensible!.

Es el dueño de la universidad, viene hasta aquí, dice un discurso barato, y simplemente me menciona, ¿Cómo diablos quiere que esté?.

—No se preocupe, le aseguro que cuando me propongo algo, lo logro, y así soy en todo el ámbito de desarrollar los conocimientos de mi carrera— mis palabras muestran firmeza absoluta, y mi mirada es la más neutra que he podido dedicar en mi vida.

—Ya veo...— sonríe, mientras me mira a los ojos. Después de unos segundos siento que lo está haciendo a propósito, por lo que no desvío la mirada, no quiero que piense que no puedo soportar su contacto visual.

—¿En qué puedo servirle?— le pregunto con un tono cortés, pero neutro.

—Necesito que venga a mi oficina, por favor.

—Si, claro— mientras el profesor se queda en el aula para iniciar la clase, yo sigo al director, al subdirector y al dueño de todo esto.

Escucho un sonido agudo que parece ser el tono de llamada de un celular.

—Mmmm... disculpen, mi esposa me está llamando— por fin escucho la voz del subdirector, el cual se aleja de nosotros y se va por el otro lado del pasillo.

Señorita, me puede hacer el favor de pasar— dice palabras educadamente frías.

—Ehhh... si— entro a la enorme oficina, y me quedo parada al lado de la silla donde está sentado el director y frente al escritorio del Guapodioso.

¿Guapodioso ...?.

—Señorita, Díaz, esta universidad tiene cuatro años de fundación— empieza a decir el director.

***

—Y bueno... ¿Cuándo tengo que ir a su empresa?— le pregunto.

—¿Puede ser hoy mismo? No soy una persona que le guste hacer las cosas al último momento— asiento y él sonríe de lado. —Perfecto, aquí está la dirección de la empresa y también la hora en la que debe ir— tomo el papel que me está pasando, y sonrío.

—Gracias, entonces... hasta pronto— le doy un apretón de manos, y salgo lo más rápido que puedo de esa oficina, con el corazón lleno de alegría.

Mientras camino por el pasillo, me encuentro con el profesor Gutiérrez, así que decido pedirle una disculpa por haberme perdido su clase de hoy.

—Profesor Gutiérrez, necesito decirle algo— este para su caminar, y se voltea.

—¿Si?— dice en su habitual tono de molestia.

—Es que le quiero pedir excusa por haber faltado a la cla— me interrumpe.

—Esta no es una escuela, esta es una universidad. Aquí no se aceptan las excusas, de hecho, en la vida no se aceptan las excusas porque no sirven para nada.

—Lo sé, pero yo— me vuelve a interrumpir.

—Señorita, sé el asunto por el cual no pudo asistir a mi clase, no se preocupe, hablemos luego— sus palabras pueden ser tranquilizantes, pero su tono no.

Empieza a caminar y yo lo sigo, al llegar a la escalera dejo de seguirlo, puesto a que veo que estas están un poco mojadas, como si estuviesen limpiándolas.

🍓❝𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐉𝐞𝐟𝐞 ❞🍓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora