09. La cena

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Capítulo nueve

Lea Díaz

—Yo...— no termino de dar mi repuesta porque Guapodioso me interrumpe.

—Sabía que ibas a aceptar— exclama, mientras empieza a caminar, yo me quedo parada, observando como camina solo.

Creo que si voy a ir a cenar con él y algunos de mis compañeros nos ven, pueden malinterpretar la situación y creer que solo estoy ahí porque soy la amante del dueño de la empresa.

Despierto de mis pensamientos cuando siento como me agarran de la cintura y después dejo de pisar el suelo porque este está muy lejos de mí.

—Eres pequeña, no pesas casi nada— escucho la voz del Guapodioso en mi oreja y mis pelos se ponen de punta.

—¡¿Qué?! ¿Q-qu-qué h-ha-haces?— le pregunto con confusión y nerviosismo.

—Te llevo a mi carro— dice despreocupado. —Lo busqué en el parqueo subterráneo, por alguna razón, me dejaste caminando solo.

Me entra al carro y me pone el cinturón. —No soy una bebé, puedo hacerlo yo sola— me mira con ternura como si fuese un bebé o un gatito. —Además, no voy a ir a cenar con usted, ya no está lloviendo tan fuerte.

—Si, ya no está lloviendo tan fuerte, pero como sea vamos a ir a cenar eso— me mira con una sonrisa de lado. —Ya no depende de ti, bebé— expresa, mientras acaricia una de mis mejillas, activa el seguro para niños y cierra la puerta del auto para que no tenga escapatoria.

Es cierto, tengo las mejillas un poco grandes y a primera vista parezco una niña por mi cara y por mi estatura, ya que, soy muy pequeña, pero no es como si me pareciera a un bebé, ¿O si?.

—¿Y qué tipo de comida te gusta?— me pregunta.

—Todo lo que sea comida— por eso estoy gorda, aunque el Guapodioso me dijo que era muy liviana; por eso me cargó tan fácilmente.

—Entiendo, ya sé a dónde llevarla— enciende el auto.

—No, no me va a llevar a ningún lado porque voy a llamar a un taxi y me voy a ir a mi casa— empiezo a alterarme cuando empiezo a entender que con esta cena, mi trabajo está en peligro y no puedo arriesgarme, necesito ayudar a mi hermana.

—Pero yo te voy a llevar— dice, mientras empieza a manejar a... sabrá Dios dónde.

—No le pedí que me llevara— me cruzo de brazos.

—Pero yo la voy a llevar— ¡Ash! ¡Es tan frustrante!.

Lo odio.

Debo admitir que, con las peores intenciones, me volteo hacia él. —Quiero ir a cenar a mi lugar favorito— ¿Le gusta la comida chatarra? No lo creo.

Muajaja.

—Claro, ¿Dónde es?— ¡Diablos! Si le digo no va a aceptar y mi plan se va a ir a la mierda.

—Este... no sé decirte— expresó con tono nervioso, pero tratando de ocultar la malicia.

—Es tu restaurante favorito, ¿Cómo no sabes dónde queda?.

Nunca he sido buena con las direcciones, sé llegar al lugar, pero no sé cómo se llaman las calles y todas esas cosas.

—Déjame manejar, así es la única forma de que podamos llegar a mi restaurante favorito— Restaurante... si claro.

🍓❝𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐉𝐞𝐟𝐞 ❞🍓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora