🍓❝𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐉𝐞𝐟𝐞 ❞🍓✓

19. Envenenado

Dedicado a annnnnngMD por comentar el último capítulo, muchas gracias, corazón. Les voy a dar las gracias a Jeninat contrerasmariacam EmirethRangel y a oliverernesto por votar por la novela, muchas gracias por el apoyo que me están dando.
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~Capítulo 19~

Lea Díaz

Entro a la oficina de Santiago y lo encuentro tirado en el suelo, y pedazos de vidrio de lo que parecía ser una botella de licor esparcidos por todos lados.

—Santiago, ¿Qué te pasa?— le pregunto preocupado, pero no me responde y solo cierra los ojos, desesperada, le doy una cachetada, pero sigue sin responder. —Santiago, no, ¡Ayuda!— grito una y otra vez hasta que una chica de servicio entra a la oficina.

—¡Dios mío, que desastre! ¿Pero quién tiró esa botella de licor?— dice exasperada.

—¿Que no ves que Santiago está mal? Solo te fijas en el desastre— digo aún más exasperada que ella.

—¡Señor Gil— exclama sorprendida. —¿Qué le pasó?.

—No lo sé, pide ayuda, por favor— le pido con lágrimas brotando de mis ojos.

La conserje se va y después de unos minutos vuelve. —La ambulancia ya viene— me avisa.

—Gracias— ella asiente con una sonrisa.

—De nada, ¿Quiere que le avise a alguien más?.

—No, no quiero que vengan a sofocarlo, además, ya viene una ambulancia para ayudarnos, si esto se sabe, la empresa se volvería todo un caos y no quiero causarle estrés a Santiago, mientras está en esta condición.

—Entiendo, me quedaré aquí por si pasa alguna cosa— asiento y ella se sienta en el sillón de la oficina.

—Santiago, resiste, mi am... jefe— no puedo para de llorar y abrazarlo, o así era hasta que llegan muchas personas y me separan de él.

—¡Santiago!, ¡No!, ¡Suéltenme!, ¡Déjenme abrazarlo!— grito entre llantos.

—Por favor, no dejen que la novia del señor se acerque a él— ordena unos de los paramédicos, mientras levantan a Santiago en una camilla y lo sacan de la oficina.

—¡Ya suéltenme!— grito desesperada.

—Señorita, sabemos que usted ama mucho a su novio, pero— lo interrumpo.

—Solo suéltenme, quiero estar con él.

El hombre frente a mí suelta un suspiro antes de volver a hablar. —Está bien, pero no puede hacer ninguna locura, su novio va a estar bien, no se precipite, por favor— asiento y los hombres me sueltan.

Sin dudarlo dos veces, salgo corriendo de la oficina, presiono el botón del ascensor, pero este está ocupado, así que bajo corriendo por las escaleras, no me canso, solo corro para estar con él.