🍓❝𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐉𝐞𝐟𝐞 ❞🍓✓

45. Huyendo

Dedicado a @EmirethRangel @violeeeta28 @annnnnngMD @contrerasmariacam gracias por haber leído, votado, comentado y apoyado el capítulo anterior, mil gracias, hermosas🥰

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45. Huyendo

Capítulo cuarenta y cinco

Lea Díaz

Camino lentamente hacia mi casa, observo a Santiago frente a esta, quien cuando me ve, se levanta rápidamente del suelo, y corre hacia mí.

—¡Lea!— me abraza, pero no le respondo el abrazo.

—Santiago— murmuro.

—Lea, yo estoy sufriendo mucho, por favor, perdóname— se aferra más a mí. —Sé que me comporté mal, pero por favor, perdóname, no me dejes solo— susurra en mi oído.

—Por favor, Santiago, déjame tranquila...  aunque sea por nueve meses— le pido reteniendo las lágrimas.

—¿Nueve meses? ¿Por qué dices eso, Lea? ¿Estás embarazada?— dice aún abrazandome.

—Claro que no— digo con un tono frío y cortante.

Se separa de mí, y me mira, la ilusión destilando en sus ojos. —¿Sabes que me soñé? - sonríe.

Pongo los ojos en blanco. —No me interesa— finjo estar desinteresada, y trato de caminar hacia la puerta de mi casa, pero Santiago me agarra el brazo.

—Todo era tan lindo y realista, pensé que no era solo un sueño— me acaricia el rostro. —Estabamos comiendo en el parque sobre una manta, era un picnic con mucha comida, tú comías mucho, pero te veías más hermosa de lo habitual, tu sonrisa era cálida, y en tus ojos se reflejaba pura felicidad, me veías y sonreías, mientras con ternura te tocabas la panza y en tus manos se veía un anillo hermoso.

—Que mal sueño— miento.

—¿Sabes por qué me soñé eso?— sonríe.

—No me interesa el porqué de tu sueño.

—Es porque no paro de pensar en eso, antes de dormirme, cuando como, cuando te suplico por tu perdón... solo pienso en eso, en que estemos casados ​​y te conviertas en la madre de mis hijos— me abraza, mientras lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos.

—Mejor olvídate de eso— digo tratando de retener las lágrimas.

—No puedo; porque eso es lo que más deseo, Lea— se separa de mí con una sonrisa de oreja a oreja. —No sabes cuánto deseo que nos casemos, y que me des muchos hijos, mi amo— dice, mientras toca mi panza, inevitablemente lágrimas resbalan por mis mejillas. —¿Es que a ti no te ilusiona ese futuro, nuestro futuro?.

—No, no me ilusiona, solo déjame en paz— empiezo a gorpearle el pecho, mientras lágrimas brotan de mis ojos sin control alguno.

Lo golpeo con dolor y resentimiento, pero él no hace nada para detenerme, solo me mira con ternura, y trata de acariciarme el cabello.

—Dime la verdad, ¿Estás embarazada?— me pregunta con ilusión y esperanza.

—¡No, no lo estoy!— grito enojada, mientras empiezo a halarme el cabello por la frustración. —¡No lo estoy! ¡No lo estoy! ¡Maldición! ¡No lo estoy!— me dejo caer en el suelo, mientras meno la cabeza en señal de negación.