Capítulo 53

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Tartaglia

7 de Septiembre – 1:46 AM

Inazuma - Tatarasuna – Base secreta Fatui – Aposentos del Sexto

Tenía que comprender qué estaba tramando el enano, para poder desarrollar cualquier plan en su contra. Por ello, mientras Kairi dormía, quise enfrentarlo en una charla más directa. De aquella forma, de ocurrir algo, a ella no le afectaría... tanto. Sobre todo, si yo también debía sacar mi propio monstruo interior para solucionarlo, y prefería que no me viera en aquella faceta.

Como era de esperar, a Scaramouche lo encontré desahogando sus frustraciones a latigazos contra otro pobre ser. El ruido de los azotes se escuchaba ya desde el pasillo.

-Scaramouche: sabía que vendrías en algún momento –sonrió, deteniendo aquel acto nada más reconocerme en el umbral-. Tenemos una conversación pendiente supongo.

-Tartaglia: ¿ah, sí? –ironicé, y volví a cerrar la puerta.

Cogió el látigo por los extremos y lo utilizó para ahogar a su víctima. No lo mató, solamente lo dejó inconsciente. Quizá para continuar aquella afición más tarde.

-Scaramouche: estás buscando la forma de que libere a Kairi, al fin y al cabo –tiró el látigo sobre su cama y volvió a colocarse su gran sombrero-. Descubrir por qué me interesa tanto, podría ayudarte a disuadirme.

Solté una carcajada.

-Tartaglia: es evidente –me mantuve firme y con una sonrisa pícara- así que... ¿cómo podría conseguir que la liberes, señorito Sexto? –pregunté directamente. Quería ver su reacción para ir probando el terreno.

-Scaramouche: Kairi es una pieza clave –dictaminó, y tomó asiento-. No habrá nada que me disuada.

-Tartaglia: ¿la pieza clave de qué?

Rió de forma soberbia.

-Scaramouche: tú deberías estar de mi lado más que nadie, Tartaglia –me sorprendió aquella frase-. Sé que te gustaría ver muerto a ese dragón –entonces entendí bien que aquel enano estaba buscando su venganza-. Te quitó a tu chica, ¿no es cierto?

En aquel instante, tuve sentimientos encontrados (lo que él tal vez quería provocar). Pero conseguí controlarme.

-Tartaglia: Kairi no matará a ningún dragón, te lo aseguro –fui tajante. La conocía mejor que él y sabía bien lo tanto que quería a su "tío".

Se creó una atmósfera de suspense.

-Scaramouche: todo es una cuestión de tiempo –expresó con confianza-. Es una cuestión de tiempo que... consiga las cabezas de esas aberraciones llamadas dragones –su odio era notable.

Aunque mi odio por Albedo era insuperable. Por mucho que al enano le hubiese dado la paliza de su vida, a mí (efectivamente) me había arrebatado a quien más amaba.

-Tartaglia: ¿por qué hablas en plural? –interrogué, inquieto por aquel matiz-. Nathaniel no tiene nada que ver con lo que sucedió aquel día -defendí.

"Oh no... Con Albedo haz lo que quieras, pero a Nath no lo vas a tocar", tenía claro. De hecho, el mensaje de mi firme mirada pareció llegar a su mente. Gesto que él recibió con otra sonrisita de las suyas.

-Scaramouche: estuve investigando sobre los dragones –el ambiente se tornó aún más intrigante-. Y... -se dio un tiempo para responder, para quizá tensarme.

Lo consiguió, sin duda.

-Tartaglia: ¡¿y?!

Él volvió a reír ante mi impaciencia.

-Scaramouche: los dragones no son más que meros instrumentos del Caos, Tartaglia –me costó comprender a qué se refería-. Unos pocos pudieron ser domesticados y sometidos, pero la mayoría de su especie tuvo que ser aniquilada, porque... son monstruos cuyo único propósito es conquistar todo lo existente y alzarse como reyes –escuché con atención y en silencio-. Si se relacionan con otros es por conveniencia, ya que –sonrió más ampliamente- esos engendros no pueden amar a nada ni a nadie. Sólo conocen la oscuridad, donde traman y esperan, pacientemente, a atacar en el momento preciso.

"Por conveniencia...", aquel detalle de su pequeño discurso fue lo que se quedó trabado en mi mente.

Aquellas palabras me podían coincidir con Albedo, pero... ¿Con Nathaniel? ¡Ni de broma! Lo había visto crecer y su bondad era, precisamente, muy superior a la de los demás. Tenía un corazón de oro, así lo había demostrado por años con su hermana y con todo ser que había salvado de la muerte con su trabajo.

-Scaramouche: conozco esa cara tuya –me observó con detenimiento-, y te diré que son verdaderos maestros del engaño. Tienen, además, una capacidad increíble para encandilar a sus víctimas, a aquellas que consideran buenos aliados para sus planes. Una capacidad mágica que...

Lo interrumpí. Sabía que defender a Nathaniel suponía defender a Albedo. Sin embargo, aquel niño ya no tan niño tampoco, era importante también para mí. Lo suficiente como para ir en contra de mis propios intereses.

-Tartaglia: ¿has estado más de dos segundos con un dragón? –inquirí, serio. "Dos segundos" fue lo que duró su pelea contra Albedo, por cierto.

-Scaramouche: ... Tart... -era evidente que su respuesta era negativa.

Volví a interrumpirlo.

-Tartaglia: entonces lo que hayas leído de cualquier pirado, me importa poco –sentencié-. No obstante, sé que no voy a conseguirte sacar la idea de la cabeza, por lo que buscaré otras vías para sacar de aquí a Kairi –guiñé un ojo.

Me marché, pero sentí su tenebrosa sonrisa en mi espalda. No era buena señal.

El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora