Capítulo 9

553 57 120
                                    

Nathaniel

29 de Agosto – 23:58 PM

Océano – Barco La Ladera – Camarote de Xiao y Nathaniel

Tras ducharnos ambos (lamentablemente, por turnos), nos metimos en nuestras respectivas camas y apagué las velas de la mesilla que se hallaba en medio de nosotros.

Las horas nocturnas transcurrieron y, de alguna forma, mis deseos se cumplieron: Xiao logró conciliar el sueño. Quien no lo consiguió fui yo.

"No eres más que un juguete para mí", no paraba de rondarme aquella frase en la cabeza. Incluso siendo consciente de que había sido fruto de un mecanismo de defensa, ardía un poco en el fondo.

Quizá sí que era un criajo con algo de esperanzas. Y más me valía ahogarlas cuanto antes, o no podría controlar aquella situación.

Si me ilusionaba demasiado, quizá lo perdería todo.

***

Nathaniel

30 de Agosto – 6:42 AM

Océano – Barco La Ladera

Usando un poco de carisma y diplomacia, fui a la cocina del barco y logré que me dejaran preparar nuestro desayuno en aquella ocasión por mi propia cuenta. Quería asegurarme de que hoy el adeptus comiera y quizá con un poco de sus elaboraciones favoritas, sería más fácil.

-Cocinera: ¡qué bello es el amor al comienzo! –comentaba, mientras me contemplaba revolver una masa en un bol-. Aunque mi esposo, ni siquiera al comienzo de nuestro matrimonio, me trajo el desayuno a la cama

Su marido, que trabajaba junto a ella, no iba a quedarse sin alegar:

-Cocinero: ¡pero te traje un buen jamón de...! –sonreía con picaresca.

Fue golpeado con un rodillo antes de terminar la frase.

-Cocinera: ¡guarro, que eres un guarro! –reprochó, sosteniendo fuertemente aquel instrumento en su mano-. No perturbes a estos jóvenes recién casados, ¡aún son inocentes!

Sí, aquella era la coartada. Tartaglia me contó, entre risas intensas, que la única posibilidad de llevarnos a los dos a Inazuma sin levantar sospechas era: fingir que íbamos de vacaciones para disfrutar de nuestra "luna de miel".

"¿Cómo reaccionará Xiao?", suspiré, inquieto por mi temerosa imaginación. Sólo es una excusa para pasar desapercibidos, pero dudaba que el rígido adeptus hubiese tenido que enfrentar semejante surrealismo con anterioridad.

¿Sería capaz de motivarlo a fingir, antes de que entrara en cólera y nos descubrieran? Temía que fuéramos a acabar en la prisión de la Arconte Electro, pero era un riesgo que correría por mi hermana.

***

Nathaniel

30 de Agosto – 7:31 AM

Océano – Barco La Ladera – Camarote de Xiao y Nathaniel

Entré a nuestro camarote con una bandeja en la mano, cumpliendo la rutina habitual pese a no estar en mi casa. De hecho, cuando él abrió los ojos y se percató de aquello, no le sorprendió mucho.

-Xiao: ¿vas a obligarme a comer aunque no me apetezca? –en su despertar, no hubo precisamente buen humor, pero ya lo esperaba.

Me senté en el borde de la cama como pude (pues no había mucho sitio) y le coloqué la bandeja sobre el regazo.

-Nathaniel: no lo dudes –fui contundente.

Rugió, pero cedió. Quizá quería evitar otro forcejeo que terminase en sexo tan de buena mañana, por lo que, como un buen niño, comenzó a comer aquel pastel de requesón y almendras.

-Nathaniel: dentro de poco estaremos ya en Inazuma... -introduje el tema y tragué saliva. Era el momento de hablar seriamente-. Y puede que no te haya contado algo importante –me salió una breve risa nerviosa.

Sus ojos dorados me atravesaron, y yo vacilé. Sin embargo, ya no quedaba mucho tiempo y debía "prepararlo" antes de llegar a tierra firme, donde habría guardias que nos analizarían hasta el más mínimo detalle.

-Xiao: ¿qué? –detuvo el tenedor a medio camino.

-Nathaniel: emmm.... Bueno... -traté de coger aire y reunir valentía, pero no pude mantenerle la mirada.

-Xiao: dilo –ordenó, comenzando a enfadarse.

-Nathaniel: entiendo por qué querías venir también a Inazuma para encontrar a Kairi, pero encontrar la forma de que no te arrestaran nada más llegar fue complicado –inició mi "confesión".

-Xiao: ¿qué has hecho? –expresó, directamente, temiendo tal vez cualquier cosa (aunque no sabía si peor o mejor de lo que yo iba a pronunciar).

Me preparé para lanzar la bomba:

-Nathaniel: somos unos recién casados que van a pasar su luna de miel en Inazuma –sonreí como pude, para aminorar el golpe.

Obviamente no estábamos casados de verdad, pero Tartaglia había falsificado algún que otro documento que guardaba en mi mochila para aportar mayor "realismo" ante la autoridad extrajera.

Se quedó helado.

-Xiao: ot-tra... -titubeó- otra vez... -no comprendí a qué se refería.

El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora