El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 68

Kairi

11 de Septiembre – 23:08 PM

Inazuma – Ciudad – Ryokan Kowasu – Habitación de Kazuha y Nathaniel

Mi padre se fue, de pronto, de la habitación, así que yo tenía ahora vía libre. Planeaba pedirle a Nath que me dejara a solas con Kazuha, pero no hizo falta. Mi hermano tampoco estaba en su habitación.

-Kazuha: Nathaniel no podía dormir, así que se marchó a pasear por la zona –no me sorprendió, ya que, aquel mismo día, había sobrevivido al encuentro con una Arconte.

Tendría mucho en lo que pensar.

No obstante, vista la favorable situación, yo cerré la puerta a mis espaldas y corrí al futón vacío. Tomé asiento en su tela y miré de frente al apuesto samurái.

Se hallaba tumbado, pero con sus ojos carmesí bien abiertos.

-Kairi: tenemos una charla pendiente, Kazuha –me determiné a afrontar nuestros "problemas".

Y no iba a irme hasta que los abordáramos al menos.

Sonrió de pronto.

-Kazuha: hacía tiempo que no estábamos solos –llevó su mano hacia mí y la posó sobre la mía. Yo me enrojecí por aquel tonto gesto. Su rostro ahora... era demasiado lindo-. Y no sé si estoy preparado para esta charla, Kairi –bajó el tono de voz.

¿Estaba triste?

-Kairi: te lo repetiré todas las veces que hagan falta –mi melancolía también resurgió, pero no mermó un ápice mi voluntad-. Yo lo...

Me interrumpió.

-Kazuha: soy consciente de todo por lo que habrás tenido que pasar mientras yo estaba en esa celda, Kairi –distanció su mano y se incorporó sobre su futón. Ya no podía mantenerme la mirada-. Y creo que... -le costó terminar aquella frase- no debería estar siquiera a tu lado.

Sentía que mi alma se partía en dos. Mis mayores temores se debieron haber cumplido: Kazuha no soportó mi oscuridad.

***

Kazuha

11 de Septiembre – 23:15 PM

Inazuma – Ciudad – Ryokan Kowasu – Habitación de Kazuha y Nathaniel

No se merecía a un hombre que no pudiera protegerla, así que mi rota alma ahora hablaba por mí. La miraba y sentía la necesidad de besarla continuamente, pero el corazón pesaba lo suficiente como para dejarme inmóvil.

Debía marchar antes de que llorara delante de ella, así que me levanté y me dirigí hacia la puerta, mientras ella procesaba mis últimas palabras.

-Kairi: lo siento, Kazuha –musitó de pronto.

Y sentí un tirón que me regresó a mi futón. Yo, boquiabierto por aquella repentina acción, contemplé cómo su mirada se ennegrecía.

"¿Kairi?", aquella expresión en su rostro no era distinta de aquella que exhibía cuando torturó a otros. Daba un poco de miedo.

Posicionó su mano en la parte baja de mi cara, tapando mi boca y apoderándose también de mi mentón.

Giró mi cabeza a un lado, retiró parte de mi ropa y sostuvo uno de mis hombros, dejando especialmente accesible mi cuello.

-Kairi: soy... soy incapaz de dejarte ir –hablaba con una frialdad que me dejó paralizado.

No obstante, en aquella endemoniada y a la vez estática expresión, una lágrima se resbaló por su rostro.

Alcé uno de mis brazos y sequé aquella lágrima con delicadeza.