Capítulo 18

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Kairi

31 de Agosto - 1:40 AM

Inazuma - Tatarasuna – Base secreta Fatui - Calabozo

Ni Kazuha ni yo permitimos que nos separaran, así que acabamos en una celda de un lugar desconocido... pero juntos. Tras llegar con el barco, nos trajeron a aquel frío calabozo con los ojos vendados por todo el camino, así que no teníamos forma alguna de orientarnos.

El enano del sombrero sabía pensar premeditadamente. Parecía tener un plan en mente y lo iba a ejecutar poco a poco, dándose todo el tiempo del mundo. O al menos así se sentía que transcurría el tiempo encerrado.

Ansiaba el exterior, ansiaba saltar de un lugar a otro y sentir la brisa en mis mejillas, pero, sobre todo, echaba de menos a mis peludos. No obstante, si debía estar en un lugar, era junto a Kazuha.

Tanto él como yo percibimos que estábamos rodeados de sádicos, de almas oscuras con malas intenciones, así que nos daba pánico dejar a solas al otro. Éramos sobreprotectores ambos, aunque no era la mejor situación para poder ejercer como tal.

-Kairi: ¡sanador, sanador! –decía, ilusionada con mi chiste, mientras el samurái meditaba en medio de la celda. Ni, en aquellas circunstancias, se debían perder las buenas costumbres-, tengo un hueso fuera –di un momento de suspense-. ¡Pues hágalo pasar! –concedí la frase épica final con todas mis energías e incluso levanté mis brazos.

Él, por primera vez, abrió sus ojos carmesí en plena meditación.

-Kazuha: estoy bien, Kairi –dijo de pronto, dejándome atónita.

"¿Percibió por qué estaba haciendo esto?", me pregunté. En realidad... lo que más quería en el fondo era hacer sentir mejor a Kazuha, fuese como fuese. Y, de alguna forma, sentía que con aquellas bromas podía conseguirlo. Cuando Tarta lo hacía, siempre lograba sacarme una sonrisa, así que yo hacía lo mismo.

-Kazuha: está bien tener miedo, lo que hay que evitar es que el miedo se apodere de nosotros –acarició mi rostro con sumo afecto-. Suceda lo que suceda, no me arrepiento de haber venido contigo.

Se me resbaló una lágrima que sequé rápidamente para poder sonreír de nuevo.

-Kairi: ... -me enmudeció por unos segundos, mientras me perdía en su rostro-. Sanador... -articulé, cual mecanismo de defensa ante la tristeza y la frustración-. Soy asmático, ¿es grave? –no podía parar.

Él me concedió una bella sonrisa, lo cual me alivió al fin.

-Kazuha: no, amigo, es esdrújula –recordaba el final de la broma, aunque él lo pronunció con ternura.

¡Así no había forma de reírse!

Entonces, escuchamos la puerta del calabozo abrirse y ambos nos tensamos aún más. De manera inconsciente, posé mi mano sobre una de las piernas de Kazuha.

No iba a permitir que lo tocaran.

-Scaramouche: ya tengo todo listo para tu sesión –anunció, con una mirada gélida hacia mi ubicación, sin dar más datos.

-Kazuha: ¿qué sesión? –replicó, muy serio. Y él también, inconscientemente, posó su mano sobre la mía.

La apretó, decidido a no soltarla.

El sombrero viviente entró a la celda y se colocó frente a mí.

-Scaramouche: vamos –ordenó, clavándome aquellos rígidos ojos azul oscuro.

El samurái de pelo rubio platino apretó aún más mi mano.

-Kazuha: no –fue firme.

Entonces, él se agachó sobre mí y llevó sus labios lo más cerca posible de mi oído para que Kazuha no pudiera escucharlo.

-Scaramouche: ¿tortura para uno... o para dos? –susurró, provocándome un escalofrío.

Y no lo dudé: aparté su mano y me levanté.

-Kazuha: ¡¿Kairi?! –exclamó, aterrado.

No dudó en intentar detenerme, pero yo evité que sus brazos me alcanzaran. Era mucho más rápida que él, al fin y al cabo.

-Kazuha: ¡no, no voy a permitirlo! –su espada brilló en un verde intenso y se disponía a blandirla.

Yo saqué mi lanza.

-Kairi: puedo doblegarte aquí mismo, Kazuha –yo también sabía cómo ponerme seria.

Él quedó paralizado. No estaba acostumbrado a que mostrara aquella rotunda actitud.

-Kazuha: Kairi... -seguía insistiendo.

-Kairi: volveré, sólo tienes que confiar en mí –manifesté, segura de mí misma, y sin mostrar ahora ni un ápice de miedo-. Te lo suplico...

Hubo un silencio que nos cortó la respiración a ambos.

-Kazuha: no pued...

Lo callé con un beso y le volví a transmitir aquel sentimiento por la mirada, una intensa y profunda mirada.

En realidad, no tenía más opción que dejarme ir, pero él prefería morir en el intento de evitarlo.

-Kairi: saldremos de ésta –juré, firme-. Juntos... -rogué, aludiendo a su vida-,así que confía en mí.

El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora