El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 30

Aria

3 de Septiembre – 7:20 AM

Liyue – Pantano Dihua – Casa de Albedo y Aria

Darle un beso en la frente fue lo primero que hice al despertar. Ahora dormíamos abrazados y tenía su maravilloso rostro frente al mío. Era una imagen perfecta con la que dormirse, así como con la que gozar alguna que otra vez durante la noche y, finalmente, con la que despertarse.

-Albedo: buenos días, Aria –sus profundos ojos azules volvieron a impresionarme un día más.

-Aria: buenos días, Al –expresé, totalmente hipnotizada, y él me apretó un poco más contra su cuerpo.

Me contempló, sonriente, por unos segundos y me concedió el primer beso de la mañana.

Tras unas cuantas caricias más y remolonear entre las sábanas un rato más, nos levantamos para comenzar el ansiado día. Ahora, más que ansiados días.

Al fin y al cabo, eran días a su lado.

***

Durante el desayuno, reí más de una vez ante la desmemoria de Al por la ubicación de los distintos ingredientes que le pedía que me acercara. Cualquiera diría que apenas había llegado a aquella casa, pero tenía sus despistes en aquellos aspectos. Más aún cuando lo abrazaba por detrás mientras rebuscaba por los armarios. Perdía la concentración de la búsqueda por un rato, se sonrojaba y volvía sus ojos hacia mí para de nuevo contemplarme con un notable orgullo.

-Aria: ahí está la harina –aseguré, alargando el brazo hacia aquella bolsa y retirándome de su cuerpo por un momento para poder ir hacia la encimera.

Sonrió con picaresca.

-Albedo: ¿estás totalmente segura de que esa es la bolsa de la harina? –preguntó, dejándome confusa-. Ésta se parece más a la que usaste ayer.

Yo, con temor de que tuviera razón, me acerqué de nuevo a su ubicación y miré hacia el interior del armario.

En aquel momento, él aprovechó para tomar mi mentón y abalanzarse a mis labios. Siempre recibía sus besos con gusto, pero el factor sorpresa me provocó un pequeño sobresalto y él rió por mi tonta reacción.

Ahora era yo la sonrojada.

-Albedo: ve mezclando los ingredientes, yo iré calentando la sartén –planificó, para ayudarme con la preparación del desayuno.

"Voy a morir de ternura...", pensé, maravillada.