Capítulo 54

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Tartaglia

7 de Septiembre – 2:25 AM

Inazuma - Tatarasuna – Base secreta Fatui

Me fui fingiendo seguridad ante mi superior, pero la verdad es que temía no poder encontrar la forma de liberar a Kairi. Más aún tras aquella conversación con el enano. Parecía muy determinado a conseguir su objetivo, y él tenía quizá más intelecto y poder que yo. Era una realidad que tendría que cambiar... como sea.

-Kazuha: no siempre los dragones tuvieron esa mala fama –comentó, detrás de mí. No lo había percibido en absoluto hasta que él mismo se dejó ver.

Pegué un pequeño brinco en el pasillo.

-Tartaglia: debí imaginar que querrías seguirme –suspiré, tratando de tranquilizarme.

Me había llevado un buen susto.

-Kazuha: durante mis viajes, escuché muchas historias –contó de pronto-. Una de ellas hablaba de un alquimista que mancilló la naturaleza del más poderoso de los dragones para saciar sus intereses... Una lástima que no entrara en más detalles.

"Je... alquimista y dragón. ¡Albedo tiene todo lo malo!", reí internamente.

-Tartaglia: no debiste dejar a Kairi sola –sermoneé, preocupado.

Ambos retomamos el camino hacia la habitación.

-Kazuha: ella es fuerte –aseguró. En su voz percibí culpabilidad-. Yo soy quien la ha dejado en una situación vulnerable.

Paré el paso.

-Tartaglia: si te culpas porque Kairi te ame a ti y adore a su hermano, eso es estúpido –lo miré fijamente-. Si amar es un pecado, bienvenido sea. ¡Ojalá fuese el único pecado en el mundo! –me encogí de hombros.

Él bajó sus ojos carmesí al suelo, deteniendo también su ritmo a un metro de mí.

-Kazuha: no... pecado es no haber podido salvar a quienes querías –susurró, cabizbajo.

Se dio un melancólico momento, en el que yo pude comprender más al samurái.

***

Tartaglia

7 de Septiembre – 2:32 AM

Inazuma - Tatarasuna – Base secreta Fatui – Habitación de Tartaglia

Cuando regresamos a la habitación, Kairi se había destapado por completo y dormía con todas las extremidades extendidas en el colchón. Fue una imagen que me recordó a cuando era niña.

-Tartaglia: su hermano siempre me contaba que dormía de esta forma –comenté en un tono bajo-. Veo que no ha cambiado.

El samurái al fin sonrió, ante la misma escena.

-Kazuha: conmigo también hace lo mismo cuando dormimos en el exterior –expresó, un poco más relajado.

Giré mi cabeza hacia él de forma drástica.

-Tartaglia: ¿en el exterior? –inquirí, un tanto molesto-. ¿Cómo que mi pequeña duerme en el exterior? –se me activó la vena fraternal.

Rió levemente.

-Kazuha: ... ahora comprendo mejor qué tipo de relación tenéis –suspiró, relajándose por completo-. Soy un estúpido...

"Sí, sé que te cegaron un poco los celos", pensé con exactitud.

-Tartaglia: os podría regalar una casa, ¿sabes? –ofrecí, inquisitivo.

Él negó con la cabeza.

-Kazuha: eso sería demasiado –su rostro realizó un gesto de evidente incomodidad-. Además... de momento estamos felices durmiendo bajo las estrellas.

Me encogí de hombros.

-Tartaglia: ya veremos cuando te muerda y podáis tener hijos –bromeé, para reducir la poca tensión que quedaba entre nosotros.

El samurái de cabello rubio platino se volvió hacia mí.

-Kazuha: ¿cómo os hicisteis tan cercanos? –preguntó de pronto, curioso.

"Es una larga y quizá un tanto trágica historia", recordé aquel horrible momento en el que Aria estuvo al borde de la muerte por las secuelas del Averno.

-Tartaglia: digamos que su madre estuvo en una mala situación y yo me encargué de ellos dos un tiempo –expliqué, lo más breve y diplomáticamente posible-. Nos encariñamos y seguimos viéndonos.

Me analizó por unos segundos, como si tratara de investigarme por dentro.

No supe qué conclusión sacó de mí, pero su tranquilidad permaneció.

El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora