El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 60

Shogun Raiden

10 de Septiembre – 7:45 AM

Inazuma –Mina Jakotsu

Otro poder aberrante repelió el castigo divino por primera vez. Y, tras desaparecer su resplandor en los alrededores, ante mí se presentó esta vez su dueño: un dragón. Un dragón en forma humana, pero con sus cuernos y alas ahora más que visibles. Había creado una barrera carmesí lo suficientemente robusta como para contener mi ataque.

Nunca antes nadie había sido capaz de semejante proeza, por lo que no tenía "instrucciones" sobre cómo proceder en aquel caso.

Quedé petrificada.

-Kairi: ¡Nathaniel! –aquello era ahora una jauría de gritos desagradables-. ¡¿Estás bien?!

-Nathaniel: ... estoy bien –respondió, sin expresión en su rostro.

Entonces, el pelirrubio lanzó una mirada a un rincón determinado. De aquel lugar, otro ser, como si estuviera esperando aquella orden, salió y se llevó lejos a la pareja que yo iba a desintegrar segundos antes.

-Kairi: ¡PAPÁ, NO! ¡NO! –forcejeaba sin éxito-. ¡Nathaniel, Nathaniel! –se escuchaba ya en la distancia-. ¡No podemos dejarlo ahí!

Tras esperar unos minutos, el dragón me desafió con la mirada. Estaba listo para la batalla.

Y yo sentí su "llamada".

El portal se abrió, encerrándolo, de forma inevitable, en su seno.

***

Nathaniel

10 de Septiembre – 7:51 AM

Inazuma – Plano de la Eutimia

No me dio tiempo siquiera a reaccionar. Otra "dimensión" pareció engullirme y acabé en un inhóspito paraje. Había una sensación de desolación implícita en el ambiente.

-Arconte Electro: sí, un dragón... -escuché, con tono de sorpresa, de otra mujer. Otra mujer con la misma apariencia de aquella que había enfrentado hace un momento.

Se quedó contemplándome por unos segundos que se me hicieron eternos. No sabía qué estaba pensando, pero, tras analizarme meticulosamente y salir de su ensimismamiento, se abalanzó hacia mí con su lanza.

Yo, raudo, saqué mi espada y la contuve como pude.

-Nathaniel: ¡¿dónde estamos?! –inquirí, mientras cruzábamos armas.

Debía ser un lugar ideal para apresar a sus enemigos.

-Arconte Electro: mmmm... -sus ojos violáceos no se apartaban de mí- quería comprobarlo por mí misma, así que te traje al plano de la eutimia –contó con seriedad, sin ahondar en detalles, por lo que quedé más confuso-. Aquí no tienes por qué limitar tu poder, así que más vale que pelees con todo lo que tengas.

-Nathaniel: ¿con todo... lo que tenga? –la miré con extrañeza.

"¿Acaso me estaba desafiando a una especie de duelo?", comencé a comprender. Tenía entendido que aquellas eran las formalidades de Inazuma, así que no era descabellado.

-Nathaniel: ¿cuánto puede soportar este plano? –pregunté, de forma enigmática.

-Arconte Electro: tu poder no afectará a la realidad, si eso es lo que te preocupa –dictaminó, muy segura de sí misma.

Por un instante, pensé en aquella posibilidad: en liberarme por completo. Y... no pude rechazar semejante tentación. La tentación de dejar de contenerme, sensación que jamás había sentido en mi vida.

Ella sonrió levemente, quizá yo había reflejado mis pensamientos en mi rostro.

En un acto de locura, simplemente me dejé fluir.

-Arconte Electro: ¡¿qué son esos orbes?! –fue lo último que escuché con raciocinio.