El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 69

Kairi

11 de Septiembre – 23:29 PM

Inazuma – Ciudad – Ryokan Kowasu – Habitación de Kazuha y Nathaniel

Sus ojos carmesí mirándome con aquel amor, me devolvieron el juicio. La calidez de su tacto despejó mi frialdad y, finalmente, lo liberé sin morderlo.

Devolví mis hostiles manos a mi regazo, donde las torné puños y quedé cabizbaja.

-Kairi: vete... vete ahora que puedes –rogué, controlando aquellas horribles ansias de apoderarme de todo su ser.

"Márcalo, márcalo, márcalo", gritaba mi oscuridad de forma incesante.

-Kazuha: ¿tanto me deseas? –preguntó, emocionado, nada más volverse a incorporar del futón-. ¿Es un capricho o realmente me quieres por el resto de tu vida?

Todo mi cuerpo tembló. La respuesta era ambas, fruto de mis dos facetas. Quería someterlo a capricho y también... quería abrazarlo, besarlo y cuidarlo por toda la eternidad.

-Kairi: sólo vete antes de que... -me avergonzaba de mí misma.

Y él, tras contemplarme por unos segundos, también sufrió de un poderoso impulso: se lanzó a mis labios y me besó apasionadamente.

-Kazuha: aceptaré ambos deseos entonces –susurró, hipnotizado, como si me hubiera leído el pensamiento.

Comenzó a quitarse la parte superior, hasta que su torso se mostró totalmente desnudo ante mí. Me fue imposible no aflojar una de mis antes tensas manos y tocar aquella piel que ansiaba tanto.

Lo hice con cierta contención, pero él posó de nuevo una de sus manos sobre la mía para animarme a seguir haciéndolo con toda libertad. Poco a poco, fui cayendo ante su atractivo y acabé estampándolo otra vez contra el futón.

Removí sus labios y sostuve sus muñecas por encima de su cabeza.

Pero la ansiedad por bajar a su cuello y sentenciarlo ahí seguía presente. "Si lo marcas, no podrá huir", me decía mi "otro yo".

Entonces, arqueó su cabeza hacia un lado.

-Kazuha: antes sólo huía de mí mismo –aseguró, haciendo flaco favor a mis intentos de contenerme-. Márcame si lo deseas, Kairi.

-Kairi: no sabes lo que estás diciendo –mi voluntad flaqueaba, pero conseguí reunir fuerzas para pronunciar aquello-. Eso te volvería mi... preso. Un preso de por vida.

Liberó una de sus manos para llevarla a mi nuca y empujar mi cabeza hacia su cuello. ¡Joder, Kazuha!

-Kazuha: tus besos me apresaron hace mucho tiempo –manifestó, despertando toda mi ferocidad.

No pude pensar más. Mi salvajismo consiguió atravesar toda frontera y mis dientes cayeron sobre su cuello.

-Kazuha: mnhm... hngh... -era evidente que le estaba haciendo daño, y no me importó.

De hecho, los clavé más hondo en su piel.

Supe que estaba aguantando a duras penas. Sus brazos temblequeaban por el dolor.

"¿Qué he hecho?", pensé nada más apartarme al fin de él. La marca, con gotas de sangre resbalándose por su cuello, era ahora una realidad inexorable.