El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 71

Nathaniel

12 de Septiembre – 1:09 AM

Inazuma – Ciudad de Inazuma - Ryokan Kowasu

"Esa joven de ahí... ¿es Kairi?", me pregunté al atisbar una silueta sentada en el jardín de aquel antiguo hotel.

Posaba su cara sobre sus rodillas y la ocultaba con sus brazos alrededor. No obstante, sus largas ropas eran inconfundibles.

-Nathaniel: algo ha pasado –expresé, preocupado, a nuestro regreso.

-Xiao: ... -supe que la culpabilidad por haber desaparecido un buen tiempo comenzó a atenazarlo.

-Nathaniel: no tiene por qué ser grave –quise calmarlo-, pero será mejor que yo me encargue –pedí, siendo consciente que él no era muy hábil a la hora de tratar situaciones emocionales.

El adeptus arqueó una ceja.

-Xiao: es mi hija –insistió, serio-. Si le ha sucedido algo, he de saberlo.

Tenía el presentimiento de que no era buena idea que Xiao se enterara de lo que fuera que hubiese acontecido. No obstante, iba a ser imposible alejarlo de su hija ahora que la había visto en un mal estado.

Guardando mis temores, nos acercamos ambos a ella y yo me agaché a su lado.

-Nathaniel: ¿Kairi? –posé mi mano en su hombro-. ¿Qué pasa?

Levantó, ligeramente, la cabeza.

-Kairi: ¿dónde estabas? –preguntó, en un evidente mar de lágrimas. Y, ante aquella cuestión, la cara de Xiao fue un poema-. Te necesitaba, Nath...

Quizá sí había sido algo serio, así que tomé asiento al lado suyo.

-Nathaniel: cuéntamelo, Kairi –pedí con una sonrisa tierna, mientras apartaba aquellos brazos de ella-. Sea lo que sea, lo solucionaremos.

Negó con la cabeza.

-Kairi: no –fue rotunda-. No tiene solución.

Comencé a inquietarme.

-Nathaniel: ¿qué ha pasado? –iba a conseguir la respuesta sí o sí.

Miró a su padre con cierta vergüenza, hecho que nos extrañó a ambos. Después, regresó su mirada a mí.

-Kairi: le he hecho "eso horrible" a Kazuha –sollozó.

El adeptus no lo entendió, pero yo lo comprendí a la primera y me quedé unos segundos asimilándolo dada la gravedad del asunto.

-Xiao: ¿oh? –expresó, levemente alegre-. ¿Lo has matado? –sus deseos no le permitieron percibir a qué se refería realmente.

-Nathaniel: Xiao, necesito que te vayas un momento –realicé mi petición.

-Xiao: no me voy a ir –fue implacable.

Y yo me torné más frío:

-Nathaniel: tienes que irte –insistí, y él al fin captó el mensaje.