Capítulo 91

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Yae Miko

16 de Septiembre – 10:41 AM

Inazuma – Ciudad de Inazuma – Tenshukaku – Sala de Recepción

Tal y como le prometí, yo iba a ayudarles si el samurái se presentaba ante la Arconte Electro y hoy había llegado el día de cumplir mi palabra. Era, además, una ayuda que nos beneficiaría a todos.

-Scaramouche: contadme en cuántos pedazos desmembrasteis a ese dragón, excelencia -pedía, ilusionado, un muchacho de gran sombrero que no paraba de caminar por la amplia sala-. ¿Gritó?

"Probablemente lo haya hecho gritar en la cama, sí", reía internamente.

Yo misma había convocado una reunión entre el Sexto Heraldo y la Arconte Electro, para poner unas importantes cartas sobre la mesa.

-Yae: él desea revelar la cualidad de Nathaniel al mundo para que sea apresado –susurré en el oído a mi amiga, para ponerla en contexto e hiciera lo que debía hacer.

-Ei: entiendo –me aseguró.

Después, bajó las escaleras y, tras sacar su lanza, se dirigió hasta el fatui.

-Scaramouche: ¿por qué la intimidación, Arconte? –exclamó, ofendido-. Los Fatui no somos una amenaza para usted y su eternidad.

-Ei: así que en esto te has convertido Kunikuzushi... -al pronunciar aquel nombre, el muchacho de pelo azul enmudeció-. Sabed que el dragón ahora me pertenece y, cualquier agravio dirigido hacia él, será un agravio contra mí.

Fue serio:

-Scaramouche: entiendo que lo queráis hacer vuestro esclavo, pero, aunque ahora os parezca que lo habéis sometido, sólo es parte de su engaño –en su mirada, se podía apreciar la locura. Parecía obsesionado con los dragones-. Son entidades del Caos, excelencia. Sólo buscan la conquista de Teyvat. ¡Deben ser aniquilados!

La Arconte alzó la lanza y la colocó a milímetros de su cuello. El mensaje estaba claro.

-Ei: no repetiré mis palabras –sentenció, como la soberana que era-. Márchate antes de que tú seas el aniquilado, Kunikuzushi.

No le dejó otra opción. Ella era inflexible, pero le había dado una segunda oportunidad por ser quien era: el intento fallido de su marioneta.

Cuando desapareció de nuestra vista, volvieron a cerrar el portón de aquella sala tan inmensa como vacía.

-Ei: conquistar Teyvat... -se quedó pensativa.

Asentí con la cabeza.

-Yae: el fatui no estaba equivocado –fui clara al respecto-. La sangre de dragón de Nathaniel fue mancillada con ese deseo antes del Cataclismo –expliqué, pues ya había investigado sobre su linaje en específico antes de juntarlo con mi vieja amiga-. Entonces, alguien se fijó en el poder de sus ancestros y quiso usarlos como arma para oscuros fines y, con aquel propósito, los sometió a horribles experimentos para hacerles nacer semejante ansia por la conquista.

-Ei: no exageraba cuando hablaba con su hermana de tener un monstruo interno –comentó. Al parecer, también lo había investigado por su cuenta-. ¿Pero por qué no ha conquistado ya Teyvat? Él solo sería capaz de hacerlo.

Sonreí.

-Yae: todos los seres somos más que nuestra sangre. Somos voluntad, Ei –crucé mis brazos-. Y Nathaniel aceptó vivir luchando eternamente contra sí mismo si era necesario.

-Ei: suena agónico, más de lo que creía en un principio.

-Yae: lo es, así que tendríais que apoyaros mutuamente en vuestras respectivas pesadas cargas –advertí, mirándola fijamente a los ojos-. Sabiendo esto, Ei... ¿sigues estando interesada en él? Aún estás a tiempo de dar un paso atrás.

Ella también sonrió.

-Ei: estoy aún más interesada en él. Su autocontrol no tiene parangón –manifestó, complacida-. Ese joven no para de sorprenderme.

Realicé una maliciosa risita:

-Yae: y encima está bueno, ¿no, Ei?

Me lanzó una de sus sandalias.

El Pecado del Alquimista 7 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora