Cap. 3 - El cuento de hadas

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Las ojeras persistieron, pero ya no eran las sombras de dos días atrás. Aparte de sentirse descansada y renovada por el sueño, a Eva se le notaba un aire distinto y casi triunfal en la cara. Hasta se diría que estaba más relajada de lo que podían permitirse sus compañeros en aquellas fechas.

-Oye, ¿sabes que aún nos quedan Historia e Idiomas, verdad? –le recordó Susan en clase, viéndola tan animada.

-Claro –respondió Eva con una sonrisa reflejada en los ojos.

La mañana resultó tan pesada y larga como las anteriores. Los profesores no consideraban motivo suficiente el ir finalizando los temarios para dejar de impartir lecciones hasta el último día del curso.

Las clases, pues, transcurrieron como de costumbre, salvo por el buen humor de Eva. El simple hecho de haber ganado la batalla al pájaro y de dormir más de ocho horas seguidas de un tirón le inspiraba una gran confianza en sí misma.

Dos días después de su victoria con la dichosa ave, tocaron los exámenes de idiomas: francés y español. Al terminar la segunda hora, los convocaron a todos en el salón de teatro, la estancia más grande del instituto, para la prueba escrita de francés.

Eva salió con la impresión general de haberlo bordado. Consiguió recordar toda la lista del vocabulario, pero lamentaba haber confundido la palabra moyen (medio) con moyeu (cubo). Al menos en la parte oral supo ser fluida y resaltar ese característico acento que le había valido para las pruebas teatrales. Al igual que a su abuela, le apasionaba actuar en un escenario. Si la interpretación hubiese sido una asignatura en rigor en lugar de una actividad extraescolar, los profesores habrían quedado satisfechos con ella.

Al abandonar el salón, comparó junto a sus amigas las respuestas y creyeron haber conseguido el aprobado en Idiomas Extranjeros. Se toparon también con Nick, que caminaba lúgubre detrás de ellas, algo muy impropio en él. Le preguntaron cómo había contestado en la prueba, a lo que respondió muy secamente:

-Una rotunda merde –se encogió de hombros.

-¿Qué esperabas? Si solo te interesa decir palabrotas en otras lenguas... -le regañó Rachel.

-Bueno, después de todo no es como si me fuera a vivir a Francia. Además, el inglés es la lengua más hablada del mundo, ¿no?

-En realidad es la segunda. La primera es el mandarín –le informó Susan.

-¡Vaya con los chinos! Primero nos roban la economía. Luego el idioma. ¿Qué será lo siguiente? ¿El capitalismo?

Las risas de sus compañeras ofrecieron el mejor remedio para levantarle la moral.

-¿Pero tu familia no era originaria de China? –preguntó Eva.

-¡No! Co-re-a-na... -silabeó alto y claro para que se enteraran bien -¿Sabéis lo ofensivo que resulta meternos a todos en el mismo saco?

-Cuando dices "todos" ¿hablas de "tu gente"? -inquirió Susan, aguantándose la risa.

-¡Es una forma de hablar, me habéis entendido perfectamente! ¡¿Ya no podemos hablar sin...?!

-Cuando dices "podemos" ¿a quién te refieres? -preguntó ahora Rachel, encogiendo los labios para reprimir una carcajada.

Nick se cobró su revancha salpicándolas con un dispensador y provocando risas y grititos.

-¡Ya tengo bastante con las pullas de los dos hermanos para que os unáis vosotras también!

-A propósito... ¿Cómo han salido Brian y Jason del examen? –interrogó Rachel.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora