El estrecho paisaje de paredes, arena y polvo no cambió demasiado en los kilómetros que recorrieron del día siguiente.
A pesar de que no parecía que avanzasen mucho y el castillo continuase tan distante como el primer día, todos en general tenían una actitud más optimista que cuando entraron. No solo por haber encontrado al fin alguien allí dentro que les hubiera dado algunas pistas de lo que debían hacer, sino también por confirmar que no eran las únicas personas (humanas) perdidas en aquel mundo de calles intrincadas y pasillos silenciosos.
Pero entre ellos marchaba una a la que difícilmente habrían podido animar. El día después de abandonar el pozo, Eva recuperó el mismo aspecto descompuesto de días atrás. Ni la comida ni la perspectiva de lograr llegar a su destino la sacaban de su estado de mutismo.
Susan trataba de hacerle compañía cuando se ponían en marcha. En los descansos todos se le acercaban en algún momento para darle una pequeña muestra de apoyo. Todos excepto Erick, con su típica timidez reservada, Jason, siempre mirando preocupado las calles y, extrañamente, Rachel, quién se mostraba cada vez más distante con Susan y Eva.
-Yo por ahí no paso... -dijo lúgubremente cuando deliberaban si ir o no por un corredor sombrío.
Algunas callejuelas distantes que se perdían en la distancia lograban infundirles un miedo indecible que no sabían expresar en palabras. A menudo se preguntaban, inquietos, a qué lugares les llevarían los demás caminos que no condujeran al castillo. Tal vez no llevaran a ninguna parte y fuera un mundo eterno y cíclico, al igual que el pasillo del principio.
Volvieron a intentar subir por tercera vez encima de los muros. Pero siempre que se atrevían a poner una sola mano allí arriba, una fuerza invisible y desconocida elevaba las paredes, de modo que desistieron pronto.
En aquellos días comprobaron lo bruscos que podían ser los cambios de temperatura entre el día y la noche. A unas horas había humedad y en otras se respiraba un aire seco y polvoriento. Unos días se sufría un bochorno espantoso y, cuando llegaba la noche, el frío se apoderaba de todo. Y a veces sucedía el efecto contrario.
-¿A qué huele? -preguntó Rachel en un determinado momento. No dejó de olisquear a su alrededor hasta que se dio cuenta de que el olor venía de su propia ropa -¡Arg, no me lo puedo creer! Ya no sé cuantos días hace que no me ducho... Esto es insoportable...
-Todos estamos igual -le replicó Carol -Por aquí no hay ningún baño, así que aguántate.
-Entiéndela, Carol -intervino Brian, más comprensivo -Después de una semana sin asearse, cualquiera...
Tras hablar con el misterioso chico del pozo, Brian se percató de la posibilidad, terrible, pero cada vez más probable, de que estuvieran mucho tiempo lejos de sus casas y de cualquier ayuda. Por eso fue anotando en una de las libretas de la mochila de Jason cada día que pasaba y llevar así la cuenta del tiempo que estarían allí.
-¡Tampoco he dicho que quisiera saber los días exactos! -le contestó Rachel de mal talante.
-¿De qué nos puede servir llevar un calendario? -replicaba Jason también cada vez que notaba a su hermano por detrás rebuscando en la mochila -Nos va a hundir la moral todavía más...
-A mí no... -zanjó Brian –Quiero saber cuanto tiempo vamos a tener que pasar en este lugar. No me gustaría despertarme un día no sabiendo si calcular semanas o meses...
Los demás hicieron como si no escucharan. Pero al dejar en el aire la posibilidad de estar vagando por aquellas calles durante meses... casi se les vino el mundo abajo. La idea les había rondado a todos por la cabeza, cierto, pero decirla en voz alta era como hacerla más real.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasyEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...