En cuanto dejaron atrás el primer árbol, Caleb dio al grupo el aviso de detenerse. Respiraban un aire más puro y penetrante, cargado de aromas extraños. El principal de ellos, tierra húmeda y madera en descomposición. Möll pronto salió del suelo, sacudiéndose la tierra y quitándose pequeñas raíces de entre los dientes.
-Por hoy se acabó el excavar –se lamentó –Demasiados árboles en el camino, si es que aquí hay un camino que seguir...
Dejaron sus alforjas al pie de un gran ejemplar de robenesco cuyas prominentes raíces les ofrecían varios lugares donde sentarse.
-¡Au! Cuidado... -se quejó Eva cuando Virginia fue ayudarla con su bolsa.
-¿Qué tienes ahí?
-Nada, no es nada...
-¿Nada? ¡Tienes todo el hombro quemado! –exclamó Virginia logrando echarle una ojeada a la herida bajo la camisa.
-Ni me he dado cuenta de que lo tenía así –mintió descaradamente.
-Soy la sanadora del grupo... ¿Y no me dices una palabra de esto? –la miró con un enojo como pocas veces mostraba –De Nick lo esperaría, pero de tí...
-¡Está bien doctora, usted gana! –se excusó Eva poniéndose en las manos de la joven curandera y brindándole la oportunidad de probar los ungüentos de los que se había proveído en el bazar.
-No dormiremos aquí –les comunicó Caleb –Pero descansaremos un par de horas.
-Gracias al cielo –exclamó Rachel quién caminaba como si llevara clavos en las botas. Ya empezaba a echar de menos los masajes y demás atenciones de la Casa de las Amaquildas.
-Buena idea... -se adelantó Jason hacia Caleb -Aprovechemos este tiempo para aclarar por qué esos monjes nos querían detener, a qué venía ese buen rollo que te traías con la misma ninyeti que te quería convertir en un colador... y por qué a Nick le ha dado por hablar como sus antepasados chinos...
-Coreanos –corrigió Virginia.
Nick también estaba cruzado de brazos, tampoco muy satisfecho con su situación.
-Yo empezaré, pero... –habló Eva sentándose sobre un tocón –Han pasado tantas cosas que no sé si me olvidaré de algo.
-Haz la prueba –instaron sus amigas dejando a un lado las alforjas.
La charla que siguió, que ya de por sí fue larga, se complicó aún más al tener que pasarle Virginia constantemente el dialán traductor a Nick. Möll, mientras tanto, buscaba lombrices para la cena.
Eva relató su visita al Templo, como les previno en su carta de la mañana. Siguió con los Sky-Hell y la taikini mestiza, así como la repulsión planeada para anular la Incardinación; su secuestro y posterior rescate por Enis y Carnoc; la precipitada huida que les llevó hasta el Arcocielo de Yen y la intervención providencial del monje que resultó ser el mismo del que Brian, Rachel y Virginia habían descubierto el día anterior el secreto que encerraban los duendes. Su lucha final en solitario con el Sky-Hell fue la que provocó más exclamaciones de sorpresa. Todos habían visto cuan poderosas eran las sombras de Jareth. Que Eva hubiese logrado hacer frente a uno y hasta destruirlo, aunque fuera temporalmente, era algo extraordinario. Al llegar a la parte en donde la Incardinación volvía a protegerla bajo las formas de Susan y Rachel muchos ceños se juntaron, incluidos los de Caleb y Urick.
-Entonces... ¿Sigues estando protegida por el Incario? –inquirió Susan sentada sobre una prominente raíz.
-Eso parece –confirmó ella con un suspiro mezcla de alivio y satisfacción -Le debo a Enis mucho más que el haberme sacado de aquella torre. Si no hubiera decidido volver a confiar en mi habría perdido la Incardinación para siempre y ahora estaría de camino a Judeca.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasyEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...