Cap. 3 - Carnycs y Zancudos

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Al desaparecer la ninyeti quedaron unos segundos expuestos ante las miradas escrutadoras de los nómadas. Celdrom sugirió actuar con normalidad y dirigirse a la caravana que les indicó Hala.

-¿No vienes? –le preguntó Brian a Urick al verle buscar un sitio donde sentarse cerca de la bocacalle.

-Me quedaré por aquí un rato. No quiero que "alguien" aparezca de improviso y arme un revuelo –Urick hizo una mueca y echó una mirada de complicidad al suelo.

Celdrom y Eva abrieron la marcha. Atravesaron numerosas carretas y tiendas de campaña, sin cambiar palabra con nadie, hasta alcanzar una de las seis caravanas que pertenecían a los ninyeti. Allí un niño les esperaba sentado en la parte posterior del carromato, bajo los pliegues de la lona y balanceando las piernas. No mostró mucho miedo cuando Celdrom le dirigió la palabra.

-Hola.

-Hola.

-Soy Celdrom ¿Cómo te llamas?

-Enis, hijo de Tala, hija de Monta.

-Una caravana impresionante, Enis –apreció el mago admirando el carro cuyo tamaño realmente imponía.

-La construyeron mis padres –dijo el niño con una pizca de orgullo en la voz –Esta y las otras cinco. Los carnycs que las tiran los criaron también ellos. Son los mayores de la manada.

-Se nota... –sonrió Eva que podía avistar desde allí la cornamenta del carnyc amarrado al carro.

-Os ha traído Hala –era más una afirmación que una pregunta -¿Sois prisioneros?

-Si lo fuéramos, probablemente no te dejarían hablar con nosotros –contestó el guía.

Enis observó un momento a Celdrom con atención, como si estuviera viendo un extraño animal por primera vez.

-¿Qué eres tú? Pareces un taikini... pero no lo eres.

-Bueno, se podría decir que soy de una especie muy lejana –sonrió Celdrom intercambiando una mirada con Eva la cual sí iba disfrazada de taikini –Dime, Enis ¿Tus padres están por aquí? No quisiera que se llevasen una mala impre...

-Están muertos. Los mataron los duendes –cortó el niño, aunque no pareció muy compungido.

-Lo siento –le dijo Celdrom con sinceridad.

Enis encogió los hombros, como si el tema no le afectase especialmente.

-Yo era muy pequeño. Mi tía Hala se ocupa de mí.

-Debe de ser un orgullo para ti tener una tía Urralga.

Nuevo encogimiento de hombros. A Eva cada vez le pareció más un chico reservado e introvertido. Le sentó mal darse cuenta, pues aquella faceta le recordaba demasiado a Erick.

-Creo que los ninyeti errantes suelen poner nombres a sus caravanas, además de a sus carnycs y zancudos. Los taikinis hacen lo mismo con sus hogares –continuó hablando Celdrom volviendo a mirar el carro.

-Sí –se alegró el chico de que sacaran el tema y tocando con la mano mullida el entarimado sobre el que estaba sentado –Esta se llama Ontra y el que tira de ella es Carnoc. Ontra es muy resistente y Carnoc es el más fuerte de la manada... pero también el más comilón.

-A veces eso tiene mucho que ver –rió Celdrom –Y hablando de comer, tu tía ha dado su permiso para que almorcemos aquí... pero me gustaría contar también con el tuyo, es decir, si Ontra puede con todos...

-Ontra podría cargar hasta con diez ogros encima –se jactó Enis levantándose y mirándolos desafiante desde lo alto del entarimado –Apartad.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora