Cap. 13 - Lorben y Hat

13 2 0
                                    


Al día siguiente, nada más perder de vista la Peña de Colbi, Caleb detuvo expresamente a la comitiva en un cruce de caminos poco transitado. Allí recibirían un nuevo tipo de aprendizaje.

Cuando todo el grupo se hubo acomodado en el suelo o contra la pared, el mago llamó a Erick para que se levantara.

-¿A mí? –se señaló como si hubiese oído mal.

-Sí. Vamos, adelántate –le animó –Te necesito para exponer lo que quiero enseñaros.

-Caleb, si vas a realizar ahora ese prodigio, mejor candidato no has podido elegir, pero... -le susurró Urick preocupado por lo que planeaba su colega.

-Sé lo que hago –le contestó sin más –Erick, si me haces el favor...

Sintiéndose observado por todos, Erick se levantó y caminó con paso vacilante hasta quedar frente al guía.

-Saca tu espada.

-¿Para qué?

-Para que luchemos, por supuesto.

Por detrás de ellos se alzó alguna que otra risa que Erick no dejó de oír.

-Bromeas, ¿verdad? –se oyó decir a Rachel.

-Si quieres enseñarnos algún movimiento... ¿No sería mejor que emplearas a Brian o a Susan? –sugirió Jason que también había sonreído –Ellos han dado clases de kendo y autodefensa, seguro que servirán para...

-Yo os entreno a todos por igual –zanjó Caleb –Además, si utilizo al menos aventajado comprobaréis enseguida lo que quiero hacer.

Erick agradeció que lo tuvieran en cuenta, aunque le sentara como una patada que Caleb lo considerara el menos preparado del grupo. Con ese amargo sabor en su autoestima sacó la espada corta de la funda y adoptó la postura de combate que Urick le había logrado inculcar a base de golpes y reprimendas.

-Muy bien –Caleb también tomó una posición de lucha y desenfundó a Sorih –No perdáis detalle.

Nada más refulgir la hoja azulada de la perfecta contra el burdo acero de Erick las sonrisas de todos desaparecieron. Estaba claro que Caleb iba a ir en serio.

-Atácame como mejor sepas –instó a Erick.

El chico tragó saliva. Le temblaba demasiado la espada en comparación con la quietud de Sorih. Se acercó un par de pasos para tantear y luego saltó hacia adelante.

Fue un visto y no visto. Caleb esquivó la embestida elegantemente, cruzando su espada de manera que pudo desviar el golpe hacia el suelo. Luego se colocó al lado de Erick, deslizando el filo de su hoja hasta detenerse a un milímetro de su garganta.

-Estás muerto.

Nadie dijo nada. El pulso de todos latía al unísono.

-¿Por qué te he vencido? –le preguntó Caleb, separándose de él.

-Porque tú has sido más rápido –dijo el chico con el corazón en un puño –Sabes de esto más que yo...

-Has acertado solo a medias –le sonrió el mago –Yo no soy más rápido de lo que puedas ser tú o cualquiera de tus compañeros. Pero sí sé mucho más... ahí es adónde quería llegar. Yo poseo algo más que conocimientos de combate, reflejos o intuición para la lucha. Y eso no es otra cosa que experiencia. La experiencia de cientos de años en el manejo de la espada que funden en uno a un guerrero con su arma. Eso es lo que caracteriza a los verdaderos espadachines y lo que determina que te haya ganado.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora