El tiempo fue cambiando a lo largo de la semana siguiente, en la que atravesaron un laberinto cada vez más copioso en árboles y matorrales. Un frío inusual caló hasta los huesos, tanto por el día como por la noche. Una niebla ascendente se extendió desde el lejano horizonte hasta tragarlos por completo. Pronto los ojos de Eva y sus compañeros no pudieron ver nada más allá de un tiro de piedra. Pero Caleb mantuvo el mismo paso sin asomo de duda y ya sin consultar más los mapas.
Gracias a las condiciones meteorológicas, el mago pudo avanzar en las lecciones de hechizos básicos y enseñarles el sortilegio para granizar y hacer llover.
-¿Y de qué puede servirnos hacer que llueva, a ver? –inquirió Brian que aguantaba muy mal el frío.
-Borraría nuestras huellas y dificultaría la marcha de posibles perseguidores. Nunca hay que desdeñar lo que un buen chaparrón puede hacer por uno.
-Pues casi preferiría que nos capturaran a coger un constipado en un lugar donde no han oído hablar de las aspirinas... -masculló el chico al tiempo que soltaba un tremendo estornudo y hundía la cabeza en el capote.
Las calles continuaron igual de entrecruzadas y laberínticas. Pero la mampostería de las tapias cambiaba y el suelo se cubría de una exuberante hierba verde. Los árboles los veían alzarse a veces en mitad de los cruces, esquinas o arraigados sobre las murallas y extendiendo sus raíces dentro y fuera de las paredes de piedra.
Cuando descendieron por una hondonada y entraron en una depresión llana, sin accidentes geográficos, vieron cómo los muros se reducían hasta por debajo de sus cinturas. Podían ver de cerca los otros caminos que circulaban en paralelo, también alfombrados de un color verde hierba que contrastaba con el gris apagado de los declinantes muros. Hasta donde permitía ver la niebla parecía que anduvieran por un campo arado y que en lugar de tierra removida hubieran levantado rocas a golpes de azadas.
-¿Podemos...? –fue a preguntar Nick a Caleb señalando con un gesto el caminito verde en paralelo de la derecha.
-Adelante –dijo con un leve movimiento de la mano –Esta zona es tranquila. No hay peligro.
Más que contento, Nick dio un saltito para salvar lo que, ya más que un muro, aparentaba una simple valla pétrea desgastada por el tiempo. Puso los pies sobre el otro camino y enseguida quiso pasar al segundo y al tercero que le seguían. Pronto Brian, Rachel, Carol y Virginia se le unieron para saltar los largos restos de muros que ya no se alzaban del suelo más allá de los cincuenta centímetros. Todos rieron, corrieron y saltaron. Era una forma muy liberadora de escapar y burlarse de la terrible sensación asfixiante que les inspiraba el laberinto.
-No os alejéis –les llamó Caleb –Esta es una zona de pastos. Pronto llegaremos a Saroc.
Como confirmando las palabras del guía, una repentina ráfaga de viento sopló a sus espaldas, dispersando la niebla. El mismo paisaje se extendió ante ellos, descendiendo hasta una abrupta estructura sobre la que pronto se perfilaron las siluetas de tejados y chimeneas.
-¡Lo veo! Allí está –señaló Nick.
Incluso en la distancia se intuía que Saroc era más grande que Beshel. Sin embargo, con la marcha de la niebla también surgieron de la bruma unas formas grandes a ras del suelo, desplazándose lentamente y que al principio Nick había tomado por simples rocas desperdigadas. A lo que era una distancia de treinta pasos se asemejaban más a burdas cabañas hechas con follaje y hojas secas. Cuando Nick llegó a los veinte pasos pudo comprobar con sorpresa que no eran sino grandes mamíferos de unos cuatro o cinco metros de altura con cuernos y pelajes tan espesos que parecían cortinas cayéndoles desde lo alto. Lo único que sobresalía de aquella masa de pelo era la cabeza, que lucía un gran hocico achatado y una boca desproporcionada. Tenían una gran semejanza con los yaks, pero el resto de su cuerpo daba más la impresión de un oso hormiguero. Con la importante diferencia de que aquellos no eran cuadrúpedos, ya que caminaban sobre seis patas y les sobresalía unos troncos desgajados sobre los hombros.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasiEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...