Cap. 25 - Lo que el viento se dejó

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Las fuerzas les iban abandonando, pero no cesaron de correr hasta que estuvieron seguras de haber dejado atrás el peligro.

-Rai... ya puedes deshacer el Uruz... -le previno Susan.

Las tres interrumpieron el flujo de magia hacia los músculos de las piernas. Habían sabido dar buen uso de la magia corporal pese a no ser su especialidad.

-No esperaba... que se movieran así de rápido... -jadeó Rachel

-Él tampoco se esperaba que pudieses volar así de bien -le puso Eva una mano sobre el hombro -Si te hubiese tocado a ti ser perseguida en Saramastra... habrías volado fenomenal...

Rachel se irguió con aire orgulloso, pero llevándose una mano al costado por el flato.

-Puede... aunque no sé si le pega a una Defensora ser buena en la retirada...

Cuando la agilidad que les proporcionó el Uruz a sus manos y pies no bastó para despistar al Sky-Hell, Rachel recurrió a una tentativa desesperada. Entrelazó sus brazos con los de Eva y Susan para salir volando de allí con un brusco despegue. El espectro las siguió, muy obstinado, y la arquera sin su arco tuvo que recurrir a sus reflejos para ejecutar las más osadas acrobacias. Cuando la magia del Mannaz le quedaba unos segundos para agotarse, logró dar esquinazo al Sky-Hell tras la pared de un peñasco elevado. Se quedaron quietas un rato antes de emprender la carrera y alejarse de la zona sin ser detectadas.

Durante la escapatoria pudieron ver anonadadas la ola de espectros arrollando los picos y salientes de roca.

-Eso está cerca de dónde hemos acampado... -exclamó Eva, aturdida -Dios... espero que estén bien...

-Supongo que ya no tiene sentido no usarlo -concluyó Susan haciendo un gesto con la vara de Fathner. Una mirada intercambiada con sus amigas le bastó como respuesta -Vale, me estaré quieta.

-Los otros, desde luego, lo estarán -comentó Rachel mirando el movimiento hipnótico de la ola de Sky-Hell -Si estuviesen combatiendo les oiríamos desde aquí.

-Rai, ¿no estarás usando el sortilegio de audición?

-Descuida, es muy poca magia. A esta distancia no podrán percibirla...

-¡Están más cerca de lo que se encontraban ayer! -le recordó Eva, alarmada -¡Anúlalo ahora mismo o darán con nosotras!

Rachel hizo caso a regañadientes. A diferencia de Susan, ella no tenía su arma a mano y no podía quitarse de encima la impresión de ser la más vulnerable. Quizás por eso se le había dado tan bien la huida.

-¿Y si regresáramos? Pueden estar en peligro... -aventuró Susan vacilando.

-Pongamos un pie ahí abajo de nuevo y seremos nosotras las que corramos peligro -le aseguró Rachel -Además seguro que es a Eva a quién buscan en estos momentos.

-¡Eso no les va a impedir atacar a Caleb y los otros en cuanto los vean! -protestó Susan.

-¿Y qué crees que nos diría Caleb en esta situación?

Aquello pareció refrenar a Susan un tanto.

-Protejamos a Eva mientras podamos... y confiemos en que salgan con vida. Creo que esta es la explanada que nos mencionó Caleb anoche -comentó echando una mirada al paisaje de piedras calizas que ascendían a varios niveles hasta las primeras calles laberínticas que surgían del suelo poco a poco. Algunos de los muros habían quedado a medio hacer, confundiéndose entre las rocas que sobresalían del terreno. No era un lugar seguro para entablar una batalla. A poco más de veinte metros se abría un precipicio que se alargaba varias jadmias y que tenía al Bosque Lúgubre como telón de fondo.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora