En el transcurso de tres días la tierra marrón se tornó rojiza. Todas las esculturas, incluso las más toscas, dejaron de aparecer. La vegetación, antes abundante, empezó a perder su dominio. Los setos cedieron su lugar a paredes de arcilla y estas a su vez a los muros de granito. No obstante, todavía les acompañaron por los pasillos las interminables redes de enredaderas que se acoplaban a las tapias y extendían sus tapices de hojas verdes, rojas y amarillas.
Caminaron hasta detenerse en una calle ancha e irregular cuyos muros resquebrajados parecían estar a punto de derrumbarse por su propio peso. Allí terminaron el entrenamiento del día con óptimos resultados para Brian y Susan, quienes, en cuanto a lucha cuerpo a cuerpo se refería, se encontraban más adelantados que la mayoría al haber recibido en la Tierra clases de kendo y judo. Brian utilizaba cada vez con mayor agilidad a Flamea y Susan sabía sacarle partido a la vara de Fathner en el combate. El material con que estaba formada era lo suficientemente resistente como para parar las estocadas de Sorih.
Aun así, a Caleb no le sentó bien cruzar su espada con el báculo.
-Deberías mostrar más cuidado por las reliquias de los magos –le aconsejó cuando volvieron a practicar tras las muchas insistencias de la portadora –Si quisieras, podrías hacer aparecer todo tipo de armas con la vara en lugar de tener que utilizarla directamente.
-Pero me encuentro mucho más cómoda al usarla así –confesó Susan reacia a cambiar su modo de lucha –No es solo cuando hago magia... Me siento más segura al pelear con la vara. Y aunque suene raro... creo que a ella también le gusta que la maneje así.
A Caleb para nada le sonó raro. Es más, hasta le brindó varias improntas sobre la lucha con bastón, tal como la habían practicado los ninyeti de Solaria para defenderse de duendes y forajidos. Susan entendió pronto que aunque Caleb tuviera por su pasado más íntima relación con los taikini, fue obvio que había entrado en contacto con muchos pueblos a lo largo de su azarosa vida. Era un guerrero y mago sumamente hábil, además de maduro, noble y responsable. Teniendo a semejante maestro y guía entrenándola, su admiración por él no dejó de aumentar en aquellos días, los más amenos desde que entraran en el laberinto.
Después del almuerzo bajaron por senderos abruptos y retorcidos. En algunos tramos tuvieron que retroceder al encontrar piedras y cascotes obstaculizando el camino. No pertenecían a antiguos muros sino a formaciones rocosas que el laberinto desplazaba caprichosamente por las calles. Lo hacía a un ritmo lento pero constante, igual al deslizamiento en la Tierra de las placas tectónicas.
Finalmente, consiguieron dar con una suave pendiente que bajaba hasta abrirse a la cuenca de un riachuelo. El río provocaba una breve pero clara fisura en la continuidad del laberinto. Los muros no terminaban bruscamente, sino que eran erosionados poco a poco, hasta verse reducidos a la nada, como si se rindieran a la fuerza opresiva del agua en movimiento.
-Iré a llenar los odres... -dijo Jason, adelantándose al grupo. Fue el que más se alegró del hallazgo, ya que hacer uso de Neviza entrañaba inevitablemente que las reservas de agua se acabasen antes de lo normal.
El cauce no era profundo. De hecho, no les llegaba más allá de los tobillos, pero el rumor del agua siempre era reconfortante. A lo largo de la orilla opuesta diversas callejuelas habían sido inundadas por la espesura de matorrales y helechos, buscando el río.
Nada habría alertado a Jason de peligro alguno si no hubiese oído aquel crujido por encima del murmullo de la corriente. Se giró y vio la maleza de una calle, removida y agitada por algo que se aproximaba. Inmediatamente regresó junto al grupo en absoluto silencio.
-Alguien se acerca... -informó a Caleb con apuro, señalando el lugar por el que había oído crujir los matorrales.
Por fortuna aún no se habían distanciado mucho del último muro. Rápidamente se replegaron tras la tapia, a salvo de cualquier mirada.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasyEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...