Cap. 21 - Hay que partir

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-¡¿Qué piensas hacer qué...?! –saltó Jason con los ojos abiertos y mirando incrédulo a Caleb mientras las vigas rechinaban en torno a ellos.

-Jason, habla más bajo, ¿quieres? -le previno Rachel contra los crujidos que provocara una salida de voz inapropiada.

Estaban todos sentados a la cabecera de la mesa, en el rincón más apartado y oscuro del salón.

-Voy a hacer explotar el edificio de la guarnición –repitió Caleb con toda tranquilidad –Lo he estado meditando mucho y he decidido que es nuestra mejor baza para salir de Beshel.

Jason miraba perplejo a Caleb. Primero se infiltraba de noche en la guarnición, cual ladrón de guante blanco, y al día siguiente le daba por colocar bombas. Cualquiera diría que se la tenía jurada a ese edificio.

-¿Cómo? –quiso saber Eva a su izquierda, intentando entender las razones del mago –Creía que lo que pretendíamos era abandonar la bastida sin que llamáramos la atención ¿Una explosión no es algo un poco llamativo?

-Precisamente por eso creo que es lo más apropiado para nosotros.

-¿Te importaría explicarnos por qué? –pidió Brian también algo perdido.

-La bastida está más poblada de duendes y de rastreadores de lo que había esperado –confesó el guía –Aún utilizando mi magia el riesgo de que nos descubran es muy alto. No es imposible escapar. Es casi seguro que con mis hechizos podríamos atravesar la puerta este sin serios percances. Pero no garantizo de igual modo que no nos detecten en la huida.

-Creo que entiendo lo que quieres decir... -asintió Jason cruzado de brazos a la derecha de Caleb.

-¿Ah, sí? –inquirieron Brian y Eva que seguían sin entender.

-Aunque consiguiéramos salir de la bastida, irían enseguida tras nosotros –fue diciendo Jason -Y todavía en el caso de que lográsemos despistarles en el laberinto, pronto darían la voz de alarma y el rey sabría enseguida la dirección que tomamos.

-Exacto –continuó Caleb con los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas -No es necesario que os diga que este es el mayor peligro que pende sobre nosotros. Es de vital importancia no solo volver al laberinto, sino hacerlo sin que descubran nuestro rumbo. Y, si es posible, que los duendes de Beshel piensen que los intrusos que buscan no han abandonado la bastida.

-¿Y dónde encaja en todo esto provocar una explosión? –preguntó Nick que no perdía de vista esa parte del plan.

-Como ya he dicho, hay tantos duendes repartidos por Beshel que será imposible poner un pie fuera sin que noten nuestra huida, por muy buenos disfraces que llevemos. Es necesario, pues, concentrarlos a todos, o a la mayoría de ellos, en un mismo punto. Para ello hay que recurrir a un elemento de distracción notable y los duendes no suelen resistirse a oír una explosión y no acudir a su origen en busca de trifulca. Pero descuidad, no vamos a dañar a la bastida ni a sus habitantes. Será algo ruidoso pero no devastador. La clave de todo es que mientras los duendes se reúnan en torno a su guarnición, intentando entender lo que ocurre, nosotros saldremos furtivamente por las puertas orientales.

-¿Y qué usarás como explosivos? –preguntó Erick al que le preocupaba que Caleb pudiese llevar encima cartuchos de dinamita suficientes para volar por los aires el albergue.

-Utilizarás algún hechizo, ¿verdad? –adivinó Susan -¿Pronunciarás unas palabras y harás aparecer fuegos artificiales o algo así?

-Me temo que no. Aunque se trate de una explosión de pega, el hechizo para realizarlo consume mucha energía. Y necesito estar en plenas condiciones para cuando huyamos y ocultar mejor nuestro rastro.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora