Habían llegado muy lejos aquel día, pero finalmente tuvieron que detenerse.
El paisaje del laberinto volvía a estar formado por frías piedras y ornamentos geométricos. Pero al menos hojas de parra y diversas plantas trepadoras teñían de verde el gris de las calles.
El camino había transcurrido sin malos tropiezos y, además, con un ritmo rápido y decidido. El extraño guía que les abría la marcha apenas se detenía en los cruces del camino para considerar la dirección a tomar. Parecía como si siguiera un hilo invisible o alguna especie de signo imperceptible que señalaba al lugar a donde quería conducirles.
Aquel seguro andar inspiraba cierta tranquilidad a Nick y Virginia, que lo seguían tres pasos por detrás. Y en realidad no tenían motivos para estar alarmados. El extraño de la máscara les había dado nuevas alforjas con provisiones, con un ungüento trató el moratón en el hombro de Virginia que le había causado el golpe fallido de Slash, Nick, muy contento, había recuperado su gorra (aunque quedara agujereada por la lanza en la que fuera enarbolada) y Erick volvía a andar perfectamente, con lo que quedaron atrás las lentas y trabajosas marchas a cuestas.
Todo aquello contribuyó para que Nick y Virginia vieran con buenos ojos a su singular guía y lo trataran como a un amigo o bienhechor caído del cielo.
Pero Erick aún guardaba sus recelos hacia el enmascarado que apenas les hablaba durante el trayecto y que no había sido muy concreto a la hora de explicarles a donde se dirigían.
-¿Seguro que por aquí encontraremos a Eva y a los demás? –le preguntaba sin cesar.
-Sí –le contestaba sin más el guía.
-¿Cómo estás tan seguro de eso?
-Mi original conoce bien estos caminos –adujo –Se habrá hecho cargo ya de los otros.
Respuestas tan enigmáticas como aquella y la actitud reposada e indiferente del hombre convencieron a Erick de desistir en sonsacarle explicaciones más claras.
Transcurrieron así tres días desde que les salvara de las garras de aquellos "duendes" en los que anduvieron ininterrumpidamente por el día y apenas sin descanso. El guía les insistía en que comieran y bebieran mientras caminaban, de manera que quedaban rendidos al final del día y caían en sueños a los pocos segundos de tumbarse en el suelo. Nunca vieron que el silencioso desconocido durmiera, reposara o se quitara la máscara para comer.
Al amanecer del cuarto día de marcha se tropezaron de frente con un callejón sin salida. Un muro, ya no de ladrillos, sino de puro granito, les cerraba el paso.
El enmascarado no se volvió. Se quedó allí de pie, contemplando la pared.
-¿Y ahora qué? –preguntó Erick, frunciendo el ceño.
-Cualquiera puede equivocarse... -repuso Virginia.
-Pues retrocedamos y tomemos otro desvío –resolvió Nick.
Pero el enmascarado no se movió un ápice de su sitio.
-No –dijo –Tenemos que pasar por aquí.
-Sí, claro –contestó Erick – ¿Vas a decir "Sésamo" para que nos deje pasar...?
-Déjale hacer, Erick. Yo me esperaría que hiciera algo así –sonrió Virginia, no atreviéndose a parpadear por temor a perder de vista un segundo al guía.
Desde que les habló de la magia, la actitud de la chica dio un vuelco radical hacia el laberinto y a todas las cosas extrañas que les venían ocurriendo. Ahora esperaba constantemente con ilusión a que el salvador de los tres obrara algún encantamiento que hiciera derribar los muros del laberinto y así consiguiera reunirles a todos.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasiaEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...