Al verla cara a cara, Eva abrió los ojos de asombro. Los descendientes de los gelfring eran enemigos naturales de Jareth... Y aun así, el Reino Central contaba al menos con una mujer taikini entre sus filas.
Iba a decir algo, pero la hechicera abrió las manos hacia ella, murmuró unas palabras en el idioma ancestral y acto seguido fue perdiendo la movilidad de las piernas y la conciencia. Le había lanzado un maleficio de sueño. Intentó resistirse al cansancio que la invadía, no obstante, sabía que era tarde para preparar un contra-hechizo.
Pero ello no significaba ni mucho menos que desistiera de luchar. No se lo pondría tan fácil.
-Ni penséis que lograréis salir tan campantes conmigo de aquí...
La mujer hizo un gesto despectivo, demasiado segura de sí misma como para tomarla en serio.
Fue ese el momento propicio que esperó para actuar. Antes de que el conjuro le quitara demasiadas fuerzas, alzó el brazo hacia arriba y gritó desesperada.
-¡Kenaz tyr Nauthiz Sigel!
El aire se condensó sobre su mano abierta y un calor sofocante invadió todo el espacio. Una brillante luz nació de la palma y tomó la forma de un pequeño sol cegador. De nuevo unas pocas de las mariposas que vio al entrar en el Templo se acercaron a ella, pero no les prestó atención. Los rayos que irradiaba calentaron las losas del suelo y la mampostería de la pilastra. La mujer taikini se preparó para recibir tan inesperado hechizo, pero la terrestre se limitó a mantenerlo encendido y en alto. Pasó un minuto sin que hiciera el menor movimiento hasta que a la terrestre y la taikini empezaron a costarles mucho respirar. El niño ninyeti también tenía dificultades en tomar aire hasta que salió de la zona silenciada y pudo respirar con más facilidad.
La hechicera taikini tardó unos pocos instantes en comprenderlo.
-Desde luego que no es estúpida...
El fuego incandescente del diminuto sol estaba consumiendo a gran velocidad todo el aire dentro de aquel espacio silenciado con magia. No había sido su intención atacarla con el diminuto sol, sino forzarla a deshacer la barrera que les camuflaban y aislaban del resto del Templo.
-Yo no tengo problema con eso –le habló el espíritu carente de cuerpo –Si tú no quieres pasarlo mal, levanta la barrera.
-Pero los monjes se darán cuenta –replicó ella –Y si le ven la cara...
-Ya la tenemos cercada. Llevárnosla viva es nuestro cometido. El resto de circunstancias son secundarias.
-¡Psch!
La hechicera realizó una floritura con las manos y al momento el aire corrió libremente entre ellos. Ese fue el momento que esperaba Eva, pues no solo pretendía robar el aire de aquel espacio cerrado. Con un repentino aumento de su flujo de magia hacia el conjuro, la luz del sol artificial se liberó aún más de lo que la hechicera y el espectro esperaban. Había fingido que era una bola incandescente sin demasiado poder para, en el momento indicado, iluminar todas las naves del interior. Desde los obreros que trabajaban en los frescos del techo hasta el último de los monjes y novicios que deambulaban a lo lejos se percataron de aquel haz de luz.
El sol apenas duró unos segundos más pero fue suficiente para llamar la atención de los monjes más cercanos. En cuanto reconocieron al individuo de la calavera muchos chillaron de horror... y la noticia de un Sky-Hell del rey en el Templo se propagó como la pólvora.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasyEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...